
09 Nov AQUÍ ESTOY, ENVÍAME. Profesión perpetua de los Fratres Mauricio Alberto Jamine CMM y Felizardo Luheia CMM
Caía la tarde del domingo 18 de Octubre del 2020. Se celebraba aquel día el Domund, la jornada misionera más importante del año. El tiempo, sin llegar a ser desapacible, era el típico de otoño. La ciudad de Salamanca, así como otras de España, se encontraba con restricciones de movimiento y aforo debido al incremento de contagios por el Coronavirus. Ello se notaba en la menguada afluencia de los que se acercaban al templo de la parroquia de Ntra. Sra. de Fátima. A las 19.30 h. comenzaba la celebración de la Eucaristía dominical, en la que dos jóvenes misioneros de Mariannhill iban a consagrarse de por vida a Dios, profesando bajo voto los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.
Arropados por sus hermanos de Congregación en España, por algunos sacerdotes y por algunos amigos, compañeros y fieles en el número que permitían las restricciones de aforo, los Fratres Mauricio Alberto Jamine CMM y Felizardo Luheia CMM profesaron sus votos perpetuos como misioneros de Mariannhill. La celebración contó con un excelente organista y cantor que tuvo la habilidad de crear en la asamblea aquel clima propicio para vivir con recogimiento e intensidad la misma.
En la homilía, el Superior Regional de los Misioneros de Mariannhill en España, que presidía la celebración, recordó a los dos hermanos que iban a profesar el contenido medular del paso a dar, resumido en seis palabras. [1] Consagración: La profesión religiosa de estos dos jóvenes radicaliza su original consagración bautismal. Por ello, la consagración religiosa no es un nuevo sacramento, sino el mismo sacramento del Bautismo, llevado hasta sus últimas consecuencias. [2] Dios: A Él se unen en alianza estos dos jóvenes, viniendo Dios a ser la riqueza de sus vidas – pobreza -, el amor de sus corazones – castidad – y el Señor de sus existencias – obediencia -. [3] Misión: Estos jóvenes se consagran a Dios para echar una mano en aquella misión, que no se han de inventar, y que consiste en proponer al mundo la única oferta de salvación plena, la del Evangelio. [4] Vocación: El paso que dan no es ocurrencia suya sino del mismo Dios, quien les ha llamado, dirigiéndose a su libertad personal, esperando de ellos la respuesta positiva que han dado. [5] Iglesia: Se ponen al servicio del mensaje de la salvación que se guarda en la Iglesia. Al margen de la Iglesia, de sus pastores, de su disciplina, podrán correr más de prisa, pero por camino equivocado. [6] Mariannhill: Para todo ello cuentan con el respaldo de la que es su familia religiosa y misionera, que les anima y les provee de los recursos de toda índole a ayudar a María para que sea Ella quien siga presentando a Jesús ante el mundo como verdadera luz de la naciones.
Después de la homilía tuvo lugar el rito de la profesión perpetua, siguiéndose los pasos marcados por el Ritual. Fueron llamados por su nombre propio y respondieron con prontitud a la llamada. Contestaron a las preguntas del escrutinio que les hizo el Superior Regional, afirmando querer consagrarse, observar los tres votos a imitación de Jesucristo y de la Virgen María, esforzarse en alcanzar la caridad perfecta siguiendo el Evangelio y la Regla de Mariannhill, gastar la vida en servicio al pueblo de Dios. El interrogatorio se cerró con la petición del Superior Regional: «Dios que comenzó en vosotros esta obra buena, Él mismo la lleve a término hasta el día de Cristo Jesús». Siguió el canto de las Letanías, pidiendo así la intercesión de los Santos por los que se disponían a profesar. Luego cada uno de los profesos, con un cirio encendido en la mano, leyó la fórmula de la profesión, redactada de su puño y letra. Terminada la lectura de la misma, cada uno la rubricó con su firma. Acto seguido el Superior Regional leyó la larga y bella composición que contiene la bendición solemne o consagración de los profesos. El rito terminó con esta declaración por parte del Superior Regional: «Públicamente ratifico que formáis parte de nuestra comunidad y sois miembros de esta Congregación de los Misioneros de Mariannhill, para que desde ahora todo lo tengáis en común con nosotros. Desempeñad fielmente el ministerio que la Iglesia os encomienda y ejercedlo en su nombre».
Siguió luego la celebración de la Eucaristía. Al final de la misma, con todas las precauciones impuestas por la situación, los presentes dieron la enhorabuena a los que acababan de profesar.
A estos dos nuevos religiosos y misioneros de Mariannhill el Superior, al final de su homilía, también les dio estos consejos prácticos: Sois de Mozambique y estáis en España. Sois misioneros africanos en Europa. ¿Qué se espera de vosotros como misioneros aquí? Nada distinto de lo que se espera de los misioneros en cualquier parte del mundo. A saber: sacar adelante la misión a la manera como el mismo Jesús dio comienzo a la misma. ¿Qué hacer? [1] No os conforméis con quedaros al calor de las comunidades cristianas ya constituidas. Id en esta España nuestra a buscar a los alejados, a mover las cenizas de los descreídos, a evangelizar a los no creyentes. [2] No sois agentes de desarrollo ni socios de una ONG. Los que lo son, lo harán mejor que vosotros porque tienen la preparación. Vosotros la tenéis para predicar el Evangelio y para invitar a todos a acercarse a Dios. [3] Estáis llamados a atender el amplio abanico de las necesidades del ser humano, dado que el Evangelio ha de llegar a todo ser humano y a todas las áreas constitutivas del mismo. Nada ha de quedar al margen de poder salvador de Jesús. [4] En este erial vocacional, en que al momento se ha convertido Europa y España, estáis llamados a suscitar vocaciones misioneras. La razón es clara: sin misioneros no hay misión.»
Queridos Mauricio y Felizardo: Adelante, pues, confiando en el Corazón de Cristo, Luz de los pueblos, dando la mano a María, la buena madre de Mariannhill y a Santa Ana, nuestra patrona. Adelante, pues, amparados por San José, protector de esta familia misionera, que tiene además en San Benito a su primer padre. Adelante, pues, inspirados por los Patronos de las misiones, San Francisco Javier y Santa Teresa del Niño Jesús. Adelante, pues, aleccionados por el ejemplo heroico de nuestro hermano el Beato Engelmar.
The Dreamer.
© Fotos: P, Juan José Cepedano Flórez CMM
y última foto: Dña. María (Delegación de Misiones).