A los 100 años del nacimiento de San Juan Pablo II (Carta de Benedicto XVI)

A los 100 años del nacimiento de San Juan Pablo II (Carta de Benedicto XVI)

 


© AGENDA POLÍTICA

       El 18 de Mayo se cumplieron 100 años del nacimiento del que hoy es San Juan Pablo II. Efemérides importante que nos anima a seguir valorando al alza la figura y la obra de este gran Papa polaco, que ha marcado el devenir de la Iglesia de los tiempos recientes.

          Con tal motivo el Papa emérito Benedicto XVI ha enviado una carta al Cardenal Stanisław Dziwisz, arzobispo emérito de Cracovia [Polonia], que durante 40 años fue secretario personal del santo polaco.

          Es bien sabido que Benedicto XVI, siendo entonces el  Cardenal Joseph Ratzinger, tuvo una relación estrecha con San Juan Pablo II, colaborando con él como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe entre 1981 y 2005.

           En la carta, a la que hemos aludido, fechada el 4 de mayo y escrita originalmente en alemán, Benedicto XVI hace un recorrido por la vida de San Juan Pablo II: su familia, su formación sacerdotal durante la ocupación de Polonia, su papel en el Concilio Vaticano II, su llamada, apenas fue elegido Papa, a no tener miedo y abrir las puertas a Cristo, su gran amor por la Divina Misericordia.

           Reproducimos para nuestros lectores la carta completa, tal como fue publicada por Aciprensa.

© EL UNIVERSO

Ciudad del Vaticano

4 de mayo del 2020

El 18 de mayo se cumplirán 100 años desde que el papa Juan Pablo II nació en la pequeña ciudad polaca de Wadowice.

Polonia, dividida durante más de 100 años por las tres grandes potencias vecinas – Prusia, Rusia y Austria –, había recuperado su independencia al final de la Primera Guerra Mundial. Fue una época llena de esperanza, pero también de dificultades, ya que la presión de las dos grandes potencias, Alemania y Rusia, siguió pesando sobre el Estado que se estaba reorganizando. En esta situación de angustia, pero sobre todo de esperanza, creció el joven Karol Wojtyla, que perdió muy pronto a su madre, a su hermano y, finalmente, a su padre, de quien había aprendido una piedad profunda y cálida. El joven Karol era particularmente apasionado por la literatura y el teatro, y después de estudiar para sus exámenes de secundaria, comenzó a dedicarse más a estas materias.

«Para evitar la deportación, en el otoño de 1940, comenzó a trabajar en una cantera que pertenecía a la fábrica química de Solvay» (cf. Don y Misterio). «En Cracovia, había ingresado en secreto en el Seminario. Mientras trabajaba como obrero en una fábrica, comenzó a estudiar teología con viejos libros de texto, para poder ser ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946» (cf. Ibid.). Por supuesto, no solo estudió teología en los libros, sino también a partir de la situación específica que pesaba sobre él y su país. Es una especie de característica de toda su vida y su trabajo. Estudia con libros, pero experimenta y sufre las cuestiones que están detrás del material impreso. Para él, como joven obispo – obispo auxiliar desde 1958, arzobispo de Cracovia desde 1964 – el Concilio Vaticano II se convirtió en una escuela para toda su vida y su trabajo. Las grandes preguntas que surgieron especialmente sobre el llamado Esquema 13 – luego Constitución Gaudium et Spes – fueron sus preguntas personales. Las respuestas desarrolladas en el Concilio le mostraron el camino a seguir para su trabajo como obispo y luego como Papa.

Cuando el cardenal Wojtyla fue elegido sucesor de San Pedro el 16 de octubre de 1978, la Iglesia estaba en una situación desesperada. Las deliberaciones del Concilio se presentaban al público como una disputa sobre la fe misma, lo que parecía privarla de su certeza indudable e inviolable. Un pastor bávaro, por ejemplo, comentando la situación, decía: «Al final, hemos acogido una fe falsa». Esta sensación de que no había nada seguro, de que todo estaba en cuestión, fue alimentada por la forma en que se implementó la reforma litúrgica. Al final, todo parecía factible en la liturgia. Pablo VI había cerrado el Concilio con energía y determinación, pero luego, una vez terminado, se vio confrontado con más asuntos, siempre más urgentes, lo que finalmente puso en tela de juicio a la Iglesia misma. Los sociólogos compararon la situación de la Iglesia en ese momento con la de la Unión Soviética bajo Gorbachov, cuando toda la poderosa estructura del Estado finalmente se derrumbó en un intento de reformarla.

© INFOBAE

Una tarea que superaba las fuerzas humanas esperaba al nuevo Papa. Sin embargo, desde el primer momento, Juan Pablo II despertó un nuevo entusiasmo por Cristo y su Iglesia. Primero lo hizo con el grito del sermón al comienzo de su pontificado: «¡No tengan miedo! ¡Abran, sí, abran de par en par las puertas a Cristo!» Este tono finalmente determinó todo su pontificado y lo convirtió en un renovado liberador de la Iglesia. Esto estaba condicionado por el hecho de que el nuevo Papa provenía de un país donde el Concilio había sido bien recibido: no el cuestionamiento de todo, sino más bien la alegre renovación de todo.

El Papa ha viajado por el mundo en 104 grandes viajes pastorales y proclamó el Evangelio en todas partes como una alegría, cumpliendo así su obligación de defender el bien, de defender a Cristo.

En 14 encíclicas, volvió a exponer completamente la fe de la Iglesia y su doctrina humana. Inevitablemente, al hacerlo, provocó oposición en las iglesias del Occidente llenas de dudas.

Hoy, me parece importante enfatizar sobre todo el verdadero centro desde el cual debe leerse el mensaje de sus diferentes textos. Este centro vino a la atención de todos nosotros en el momento de su muerte. El Papa Juan Pablo II murió en las primeras horas de la nueva fiesta de la Divina Misericordia. Permítanme agregar primero un pequeño comentario personal que revela un aspecto importante del ser y el trabajo del Papa. Desde el principio, Juan Pablo II se sintió profundamente conmovido por el mensaje de Faustina Kowalska, una monja de Cracovia, que destacó la Divina Misericordia como un centro esencial de la fe cristiana y deseaba una celebración con este motivo. Después de todas las consultas, el Papa había escogido el domingo in albis.

Sin embargo, antes de tomar la decisión final, le pidió a la Congregación de la Fe su opinión sobre la conveniencia de esta fecha. Dijimos que no porque pensamos que una fecha tan antigua y llena de contenido como la del domingo in albis no debería sobrecargarse con nuevas ideas. Ciertamente no fue fácil para el Santo Padre aceptar nuestro no. Pero lo hizo con toda humildad y aceptó el no de nuestro lado por segunda vez. Finalmente, hizo una propuesta dejando el histórico domingo in albis, pero incorporando la Divina Misericordia en su mensaje original. En otras ocasiones, de vez en cuando, me impresionó la humildad de este gran Papa, que renunció a las ideas de lo que deseaba porque no recibió la aprobación de los organismos oficiales que, según las reglas clásicas, había de consultar.

Mientras Juan Pablo II vivió sus últimos momentos en este mundo, la Fiesta de la Divina Misericordia acababa de comenzar tras la oración de las primeras vísperas. Esta celebración iluminó la hora de su muerte: la luz de la misericordia de Dios se presenta como un mensaje reconfortante sobre su muerte. En su último libro, Memoria e Identidad, publicado en la víspera de su muerte, el Papa resumió una vez más el mensaje de la Divina Misericordia. Señaló que la hermana Faustina murió antes de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, pero que ya había dado la respuesta del Señor a este horror insoportable. Era como si Cristo quisiera decir a través de Faustina: «El mal no obtendrá la victoria final. El misterio pascual confirma que el bien prevalecerá, que la vida triunfará sobre la muerte y que el amor triunfará sobre el odio».

A lo largo de su vida, el Papa buscó apropiarse subjetivamente del centro objetivo de la fe cristiana, que es la doctrina de la salvación, y ayudar a otros a apropiarse de ella. A través de Cristo resucitado, la misericordia de Dios es para cada individuo. Aunque este centro de la existencia cristiana solo nos lo da la fe, también es importante filosóficamente, porque si la misericordia de Dios no es un hecho, debemos encontrar nuestro camino en un mundo donde el poder último del bien contra el mal es incierto. Después de todo, más allá de este significado histórico objetivo, es esencial que todos sepan que, al final, la misericordia de Dios es más fuerte que nuestra debilidad.

Además, en esta etapa actual, también se puede encontrar la unidad interior entre el mensaje de Juan Pablo II y las intenciones fundamentales del Papa Francisco: Juan Pablo II no es un rigorista moral, como algunos lo intentan dibujar en parte. Con la centralidad de la misericordia divina, nos da la oportunidad de aceptar el requerimiento moral del hombre, aunque nunca podemos cumplirlo por completo. Sin embargo, nuestros esfuerzos morales se hacen a la luz de la divina misericordia, que resulta ser una fuerza curativa para nuestra debilidad.

© RELIGIÓN EN LIBERTAD

Cuando murió el Papa Juan Pablo II, la Plaza de San Pedro estaba llena de personas, especialmente jóvenes, que querían encontrarse con su Papa por última vez. No puedo olvidar el momento en que Mons. Sandri anunció el mensaje de la partida del Papa. Sobre todo, el momento en que la gran campana de San Pedro repicó, hizo que este mensaje resultara inolvidable. El día del funeral, había muchas pancartas diciendo «¡Santo súbito!». Eso fue un grito que, de todos lados, surgió a partir del encuentro con Juan Pablo II. No solo en la plaza, sino también en varios círculos intelectuales, se discutió la idea de darle el título de «Magno» a Juan Pablo II.

La palabra «santo» indica la esfera de Dios y la palabra «magno» la dimensión humana. Según el reglamento de la Iglesia, la santidad puede ser reconocida por dos criterios: las virtudes heroicas y el milagro. Los dos criterios están estrechamente vinculados. La expresión «virtud heroica» no significa una especie de hazaña olímpica; al contrario, en y a través de una persona se revela algo que no proviene de él, sino que se hace visible la obra de Dios en y a través de él. No es una competencia moral de la persona, sino renunciar a la propia grandeza. El punto es que una persona deja que Dios trabaje en ella, y así el trabajo y el poder de Dios se hacen visibles a través de ella.

Lo mismo se aplica a la prueba del milagro: aquí tampoco se trata de un evento sensacional sino de la revelación de la bondad de Dios que cura de una manera que va más allá de las meras posibilidades humanas. El santo es un hombre abierto a Dios e imbuido de Dios. El que se aleja de sí mismo y nos deja ver y reconocer a Dios es santo. Verificar esto legalmente, en la medida de lo posible, es el significado de los dos procesos de beatificación y canonización. En los casos de Juan Pablo II, ambos procesos se hicieron estrictamente de acuerdo a las reglas aplicables. Por lo tanto, ahora se nos presenta como el padre que nos deja ver la misericordia y la bondad de Dios.

Es más difícil definir correctamente el término «magno». Durante los casi 2.000 años de historia del papado, el título «Magno» solo prevaleció para dos papas: León I (440-461) y Gregorio I (590-604). La palabra «magno» tiene una connotación política en ambos, en la medida en que algo del misterio de Dios mismo se hace visible a través de la actuación política. A través del diálogo, León Magno logró convencer a Atila, el Príncipe de los Hunos, para que perdonara a Roma, la ciudad de los príncipes de los apóstoles Pedro y Pablo. Desarmado, sin poder militar o político, sino por el solo poder de la convicción por su fe, logró convencer al temido tirano para que perdonara a Roma. El espíritu demostró ser más fuerte en la lucha entre espíritu y poder.

Aunque Gregorio I no tuvo un éxito tan espectacular, también logró proteger a Roma contra los lombardos, de nuevo al oponerse el espíritu al poder y alcanzar la victoria del espíritu.

Si comparamos la historia de los dos Papas con la de Juan Pablo II, su similitud es evidente. Juan Pablo II tampoco tenía poder militar o político. Durante las deliberaciones sobre la forma futura de Europa y Alemania, en febrero de 1945, se observó que la opinión del Papa también debía tenerse en cuenta. Entonces Stalin preguntó: «¿Cuántas divisiones tiene el Papa?». Es claro que el Papa no tiene divisiones a su disposición. Pero el poder de la fe resultó ser un poder que finalmente derrocó el sistema de poder soviético en 1989 y permitió un nuevo comienzo. Es indiscutible que la fe del Papa fue un elemento esencial en el derrumbe del poder comunista. Así que la grandeza evidente en León I y Gregorio I es ciertamente visible también en Juan Pablo II.

Dejamos abierto si el epíteto «magno» prevalecerá o no. Es cierto que el poder y la bondad de Dios se hicieron visibles para todos nosotros en Juan Pablo II. En un momento en que la Iglesia sufre una vez más la aflicción del mal, este es para nosotros un signo de esperanza y confianza.

Querido San Juan Pablo II, ¡ruega por nosotros!

Benedicto XVI

 



Proceso de formación inicial

a.- Candidatado (Aspirantado): Animamos a los directores vocacionales a intensificar sus contactos con los aspirantes y sus familias y parroquias mucho antes de que los candidatos vengan a vivir con nosotros durante su período de candidatado. Parte del candidatado incluye los estudios filosóficos y religiosos o profesionales. Hasta donde sea posible, las familias de los candidatos deberán pagar o contribuir a los estudios y mantenimiento de los candidatos. Durante las vacaciones debería animarse a los candidatos a coger un empleo de cara a ocuparse de sus necesidades y aprender a responsabilizarse de sus vidas.

b.- Postulantado: Al final del candidatado y de los estudios filosóficos o religiosos, los candidatos hacen un extenso período de postulantado como preparación para el noviciado. Se recomienda que los últimos tres meses del postulantado sean hechos por todos los postulantes juntos en Mariannhill antes de su Noviciado común, de forma que dispongan de tiempo suficiente para conocerse mutuamente.

c.- Noviciado: Habrá un Noviciado común en Mariannhill desde el 2 de Febrero -de ese año- hasta Febrero del año siguiente. Al final del Noviciado los novicios harán sus primeros votos y el Gobierno General los asignará a diferentes centros de formación de la Congregación para los estudios teológicos y profesionales.

d.- Posnoviciado (Juniorado): Si un miembro recién profeso recibe el primer destino fuera de su provincia, deberá ser transferido a esa provincia durante el tiempo que duren sus estudios. El será miembro de pleno derecho de esa provincia con todos los derechos y deberes. Siempre existirá para el miembro la posibilidad de permanecer en esa provincia durante los cinco años siguientes a su ordenación.

Adopta un paquete de ropa para enviarlo a países de Misión

Según temporadas, solemos recibir como donativo a las misiones, todo tipo de ropa, en buenas condiciones o a estrenar; muchas veces es ropa para bebés y niños pequeños, muy apreciada allí donde tienen un índice de natalidad tan alto y en nuestros orfanatos. También nos han llegado, a veces, uniformes escolares y de trabajo, muchos de ellos sin estrenar, sobrantes de alguna empresa que se acordó de nosotros o trajes de primera comunión y alguno de novia.

¡Es una alegría tener para dar! Esta ropa se agrupa en lotes de 10 kgs. y se envuelve en paquetes de tela y rafia, cosidos a mano -para evitar que nadie los abra y se quede con algo-, para ser enviados a nuestras misiones en grupos de 8, 10 ó 12 paquetes certificados. ¡Hasta la fecha han llegado siempre todos y en buenas condiciones!

El problema viene cuando vemos el dinero disponible para enviarlos a Misiones, pues cada paquete suele valer unos 50,00 euros, lo que limita mucho la posibilidad de hacer nuevos envíos hasta disponer del dinero para ello.

Por ello, recurrimos a vosotros y os pedimos: ¡Adopta un paquete de ropa para enviarlo a Misión! Muchos te lo agradecerán y orarán por ti desde allí. ¡Te esperamos!

Becas de estudio para formar  futuros misioneros de Mariannhill

A finales del año 1893 el Abad Francisco escribía a sus amigos y bienhechores:

“Si el aumento de postulantes sigue produciéndose con la misma rapidez, el próximo año tendremos 100 hombres. Cuando veo todos los que cada día se sientan a la mesa, me entra el miedo en el cuerpo y me asalta la preocupación: ¿De dónde sacaremos pan para tantos y cómo les vamos a vestir? Pero, por otra parte, al contemplar tantos hombres valientes, entregados y sacrificados, me lleno de alegría y consuelo, pues ellos son mi riqueza…

Nos vemos de nuevo impulsados a dar gracias a Dios por haber bendecido tan generosamente nuestros trabajos y a rezar por nuestros bienhechores, que con sus donativos, siempre bienvenidos, han hecho posible nuestro éxito”.

Lo que el Abad Francisco experimentó hace más de cien años lo seguimos viviendo los que hoy somos sus hijos: el miedo ante todo lo que conlleva la formación de futuros Misioneros de Mariannhill. Por otra parte, ellos son el futuro y la riqueza de nuestra Congregación. Así pues, confiados en el cuidado providente de Dios y en el apoyo de los que hoy sois los bienhechores de Mariannhill, seguimos adelante.

Los aspirantes a futuros Misioneros de Mariannhill empezarán siempre con el preceptivo Postulantado. Cuando hagan los primeros votos, unos irán a estudiar filosofía/teología para ser Sacerdotes de Mariannhill; otros irán a diferentes escuelas profesionales o centros de formación diversa para ser Hermanos de Mariannhill. Todo un proceso formativo que ronda los diez años de duración.

Como veis, el aumento de Hermanos y Padres Misioneros de Mariannhill, depende en gran medida de vuestras ayudas y, por ello, os invitamos a seguir haciendo el bien apoyando, mediante Becas de Estudios o Donativos para la Formación,la formación de las nuevas generaciones de Misioneros de Mariannhill.

Centro Misionero de Mariannhill en Bosa/Bogotá (Colombia)

Un proyecto ilusionante

Los lectores de esta revista misionera saben de los comienzos de la presencia de Mariannhill en Colombia; empezando primero en el Vicariato de Trinidad, concretamente en Montañas del Totumo [Paz de Ariporo/Casanare], y más recientemente en una de las grandes barriadas del distrito de Bosa, en la periferia de Bogotá, perteneciente a la Diócesis de Soacha.

En dicha barriada se nos ha encomendado una parroquia, donde llevamos trabajando poco más de un año. Allí queremos dar cuerpo a un proyecto ilusionante: levantar un Centro Misionero que sirva para acoger durante el día a los ancianos, dar protección y educación a los niños, realizar actividades con los afrocolombianos; todos ellos afectados por el conflicto civil del país.

El Centro servirá también como residencia para la comunidad de Mariannhill, que atiende dicha parroquia, así como para la formación de futuros misioneros.

El Centro servirá también como residencia para la comunidad de Mariannhill, que atiende dicha parroquia, así como para la formación de futuros misioneros.

Una situación inquietante

El distrito de Bosa se encuentra en la periferia de Bogotá y pertenece a la Diócesis de Soacha. Esta ciudad se encuentra, de hecho, unida a la capital colombiana. Bogotá es la ciudad que tiene el nivel más alto de crecimiento demográfico en toda Latinoamérica. Se calcula que unas 200.000 personas llegan a instalarse en la ciudad cada año. Ello se debe a la situación política y de guerra por la que está pasando el país.

Los desplazados encuentran en las periferias de Bogotá un lugar donde asentarse y el Gobierno mismo asienta en ellas a muchos desmovilizados. Tanta y tan frecuente es la afluencia de estos grupos, que el mismo Gobierno no tiene ni planes ni fondos para preparar aquellas infraestructuras, que vengan a atender o paliar las necesidades básicas de alojamiento, educación y salud. Esto crea con frecuencia situaciones caóticas, que devienen en caldo de cultivo para toda clase de problemas, siendo la violencia y la corrupción los principales.

Una tarea a realizar

En el área de la parroquia viven más de 100.000 personas y el Gobierno sigue construyendo casas sociales muy sencillas para ir instalando en ellas a más desplazados o desmovilizados. La población está compuesta, en su mayor parte, por esta clase de gente. Esta gente no solamente tiene muchos problemas y necesidades sino que, a veces, crean problemas  de convivencia en las comunidades donde se alojan o se les instala. Al margen de la labor pastoral que los Misioneros de Mariannhill debemos realizar a través del cauce de la parroquia encomendada, deseamos poder colaborar a fin de mejorar el nivel de vida de la gente con la que vivimos.

Pedimos a los líderes locales que nos ayudaran a identificar aquellas áreas más necesitadas de nuestro servicio, y que, dadas nuestras posibilidades de personal y los terrenos que ahora contamos, pudiéramos atender. De estas conversaciones salieron identificados tres grupos de personas muy vulnerables y que necesitan urgente atención: los ancianos, los niños y adolescentes, los afrocolombianos.

Un apoyo a los ancianos

Entre los desplazados se encuentran muchos ancianos, que han tenido que dejar sus pueblos. Al no haber en la zona lugares seguros de esparcimiento, estos ancianos se ven obligados a permanecer en sus casas las 24 horas del día. Muchos de ellos viven aún aterrorizados y cualquier extraño o desconocido se les presenta como un posible enemigo. Para ellos está pensado el Centro, donde puedan pasar el día y socializar, conviviendo con otros y sintiéndose acogidos y seguros.

Una ayuda para los niños y adolecentes

Entre los desplazados hay muchos niños y adolescentes, huérfanos o de familias monoparentales. No siempre reciben la protección adecuada y son dejados en la calle cuando sus tutores van al trabajo. Estos niños y adolescentes vienen entonces a ser presa de las mafias, que buscan gente para engrosar sus filas, obligándolos a trabajar como sicarios o destinándolos a la prostitución y al chantaje. Como dato de referencia tenemos que, en un centro de salud en la zona, hay registradas 400 mujeres embarazadas y más de la mitad son menores de edad. Para ellos también está pensado el Centro, donde puedan acudir y estar seguros hasta que sus tutores regresen del trabajo y, mientras tanto, puedan recibir apoyo escolar y un suplemento a su alimentación.

Una esperanza para los afrocolombianos

El fenómeno del desplazamiento abarca enormes zonas del país y a toda clase de gente, pero se ceba de una manera más dura con los grupos indígenas y con los campesinos. Éstos son en su mayoría afrocolombianos. Además de los problemas que se les presentan como a todo desplazado, ellos se ven arrancados de sus tierras, pero también de su ambiente cultural. En la ciudad se encuentran más aislados y no siempre aceptados. Para ellos también está pensado el Centro, donde se encuentren entre si y puedan proteger, cultivar y vivir sus valores culturales.

Modalidades de pertenencia a la Congregación

A.- El sacerdote misionero: «El sacerdote misionero de Mariannhill es un hombre que ha respondido simultáneamente a tres llamadas:

1) La llamada a la vida religiosa en la Congregación Misionera de Mariannhill (CMM).

2) La llamada a proclamar como misionero la Buena Nueva de Cristo a todos aquellos que no tienen todavía la experiencia de Cristo como su Salvador.

3) La llamada a hacer todo esto como sacerdote.

En virtud de su ordenación al sacerdocio, el sacerdote misionero de Mariannhill está preparado para atender las necesidades espirituales de todos los fieles. Él proclama la Buena Noticia de Jesucristo, preside la celebración de la Eucaristía y administra los otros sacramentos de la Iglesia de acuerdo con su oficio. El entrenamiento especializado le cualifica para servir en muchos otros ministerios también. Puede involucrarse en educación y formación, en dirección espiritual, en consejo, en retiros, en el ministerio de los enfermos, los presos o los discapacitados; puede involucrarse en el apostolado de la prensa o en cualquier forma de trabajo apostólico que sea necesario en la Iglesia.»

B.- El hermano misionero: «El hermano misionero de Mariannhill es un ejemplo de hombre dedicado a la comunidad, el compromiso, la oración y el servicio. –La figura del hermano- viene de la tradición de los monjes trapenses y, aunque ahora es muy activo, asomado al mundo, retiene todavía el lema “Ora et Labora”: oración y trabajo. El hermano misionero de Mariannhill elige vivir su compromiso con Cristo en una comunidad orante de hombres con votos religiosos, comprometido en el servicio a la humanidad, de acuerdo con sus habilidades, talentos y aptitudes. En una palabra, el hermano es una persona que vive una vida sencilla centrada en el Evangelio en una comunidad célibe.

La llamada a servir a Dios como hermano misionero de Mariannhill requiere una decisión a cuatro niveles:

1) Debe haber un deseo de profundizar la propia vida espiritual y la creencia de que esto puede realizarse más fácilmente en comunidad que por uno mismo.

2) El sujeto debería tener la personalidad capaz de relacionarse fácilmente con otros y una disposición a aceptar la idiosincrasia de los demás.

3) El candidato debería tener, a un tiempo, el interés y la habilidad para realizar el trabajo de la comunidad de Mariannhill.

4) La llamada a la hermandad religiosa requiere una decisión de celibato.».

C.- El asociado o familiar en comunidad: El asociado misionero de Mariannhill en comunidad o “familiar en comunidad”, como comúnmente se le conoce, es aquella persona que, tras haber pasado un período de Postulantado y habiendo aceptado vivir, bajo promesa, los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia en el marco de un compromiso de vida decididamente cristiano, “elige vivir su compromiso con Cristo en una comunidad orante de hombres con votos religiosos, comprometido en el servicio a la humanidad y ayudando a la Congregación personalmente, con su oración y trabajo -y sus talentos, aptitudes y habilidades- allí donde se le necesite, y materialmente, con una parte de su sueldo si está en activo o de su pensión si está jubilado, y teniendo expresamente en cuenta a la Congregación en su testamento.  

Perfil del aspirante a misionero de Mariannhill

A.- Búsqueda sincera de la voluntad de Dios y anhelo explícito de seguir a Jesús.

B.- Amor por las Misiones y un cierto espíritu de aventura.

C.- Docilidad al Espíritu Santo: lo que implica dejarse formar, educar.

D.- Búsqueda constante de la madurez en la fe: lo que se traduce en la capacidad para adquirir y mantener compromisos y responsabilidades.

E.- Práctica activa de su fe: vida sacramental y de Iglesia -Eucaristía, oración, servicio-.

F.- Capacidad y madurez para vivir en comunidad y trabajar en equipo (y si llegara el caso, también en soledad): buenas relaciones entre iguales (espíritu de concordia y de diálogo, sano equilibrio entre autonomía y dependencia), optimismo y alegría (o, al menos, un sano equilibrio entre pesimismo y optimismo, pues los pesimistas y melancólicos no valen para misioneros), paciencia y fortaleza para soportar la soledad, el cansancio y el trabajo infructuoso –tenacidad-.

G.- Plena inserción en su propia cultura: adaptado al entorno y con los pies en el suelo, con conocimiento y aceptación de su propia historia y normalidad en la relación afectiva con la mujer.

H.- Capacidad de apertura a otras culturas: aprendizaje de otros idiomas y costumbres, siendo respetuoso con ellas –inculturación-.

I.- Obediencia al Magisterio de la Iglesia y a las directrices de nuestra Congregación.

J.- Sensibilidad social: una opción fundamental por los pobres, que no excluye el estar abierto a todos –“mejores casas, campos, corazones”-.

K.- Capacidad de iniciativa: lo que implica el desarrollo de una conciencia crítica y de la creatividad.

L.- Estudios finalizados y documentos civiles (y/o militares) en regla: Los estudios deberán ser, al menos, de grado medio (antiguo graduado escolar o equivalente) si el aspirante quiere ser hermano, y de COU (equivalente o superior) si el aspirante lo es al sacerdocio en nuestra Congregación.

CMM asesinados

Varios números de las Constituciones hablan del misterio de la cruz de Cristo y de nuestra participación en ese misterio.

- Tenemos que "no avergonzarnos de la locura de la cruz" (cf. n º 108);

- No hay que olvidar que "estamos siguiendo a Cristo crucificado y debemos proclamar el mensaje de la cruz" (cf. n º 113);

- Hay que recordar que “es parte del seguimiento de Cristo el llevar la cruz de cada día” (cf. n º 244).

Algunos de nuestros hermanos tenían una profunda participación en este misterio de la cruz de Cristo, sobre todo, aquellos que dejaron sus vidas violentamente en el servicio misionero de la Congregación y de la Iglesia, pues no queremos olvidar aquí a todos aquellos que pertenecen a la familia más amplia de Mariannhill y que murieron de forma violenta.

Por parte de los misioneros de Mariannhill:

-Hno. Andrew Wachter CMM, que fue asesinado el 22 de noviembre de 1927, en Mariazell (Sudáfrica).

-Mons. Adolfo Gregor Schmitt CMM, que fue asesinado el 5 de diciembre de 1976, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-P. Possenti Anton Weggartner CMM, que fue asesinado el 5 de diciembre de 1976, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-Hno. Karl Kroner CMM, que fue asesinado el 9 de enero de 1978,en Mariannhill (África del Sur).

-Hno. Peter Edmund Geyermann CMM, que fue asesinado el 2 de junio de 1978, en Embakwe Mission (Zimbabwe).

-Hno. Andreas Georg von Arx CMM, que fue asesinado el 2 de junio de 1978, en Embakwe Mission (Zimbabwe).

-P. Edmar Georg Sommerreisser CMM, que fue asesinado el 25 de abril de 1981, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-Hno. Matthias Sutterlüty CMM, que fue asesinado el 10 de noviembre de 1983, en Embakwe Mission (Zimbabwe).

-Hno.  Kilian Valentin Knörl CMM, que fue asesinado el 19 de abril de 1988,en Empandeni Mission (Zimbabwe).

-P. Hubert Hofmans CMM, que fue asesinado el 23 de noviembre de 2001, en Lae (Papúa-Nueva Guinea).

Todos estos Hermanos nuestros, son un recordatorio permanente de aquellas palabras de Jesús: "¿Recordáis lo que os dije: No es el siervo más que su señor"? Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros... El mundo os hará sufrir, pero sed valientes, Yo he vencido al mundo" (Jn.15,20-16, 33).

Por parte de la familia Mariannhill:

-Hna. Francis Elisabeth Van den Berg CPS, que fue asesinada el 5 de diciembre de 1976, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-Dra. Hanna Decker, misionera laica, que fue asesinada el 9 de agosto de 1977, en St. Paul’s Mission (Zimbabwe).

-Hna. Ferdinanda Anna Ploner CPS, que fue asesinada el 9 de agosto de 1977, en St. Paul’s Mission (Zimbabwe).

-Hna. Maria de Lourdes Gonçalves Granado CPS, que fue asesinada el 5 de mayo de 1981, en Namaacha Mission (Mozambique).

-Hna. Mary Paule Tacke CPS, que fue asesinada el 16 de Junio de 2014 en Tyara-Libode (Sudáfrica).

San Francisco Javier

Nacido en España, en el año 1506. Cuando estudiaba en París, se unió a San Ignacio de Loyola y fue ordenado sacerdote en Roma, en 1537.

Con gran entusiasmo misionero, fue a Asia, donde entró en contacto, en la India, Indonesia y Japón, con otras culturas y religiones (hinduismo, budismo, sintoísmo e Islam) y, en el cumplimiento de sus tareas misioneras, descubrió que es esencial, para poder transmitir el cristianismo, aprender la lengua y la cultura de las personas a quienes somos enviados (inculturación del Evangelio y de las tareas misioneras).

Murió en el año 1552, en la isla china de Shangchwan, a las puertas del Imperio Chino, que él consideraba como un territorio clave para introducir el cristianismo en Asia. Fue canonizado y proclamado "Patrono de las Misiones" en 1622.

Como misioneros, él es nuestro Patrón; y nos recuerda que tenemos que seguir trabajando para que venga el Reino de Dios.

La celebración de la fiesta de San Francisco Javier no es algo nuevo en nuestra congregación. El Abad Francisco, en sus escritos, hace algunas referencias a San Francisco Javier y a su trabajo como misionero.

Sta. Teresa de Lisieux

Santa Teresa del Niño Jesús nació en Alençon, en Francia, en el año 1873. Siendo aún joven, entró en el monasterio carmelita de Lisieux y practicó las virtudes de la humildad, la sencillez evangélica y una firme confianza en Dios. Con sus palabras y su ejemplo enseñó a las novicias que tenía a su cargo.

Ofreciendo su vida por la salvación de las almas y para la difusión de la fe en las misiones, murió el 30 de septiembre de 1897. El Papa Pío XI la canonizó en 1925 y en 1928 fue declarada Patrona Universal de las Misiones.

Como misioneros, ella es nuestra Patrona; y nos recuerda que el trabajo misionero es, sobre todo, la obra de Dios.

La celebración de esta fiesta en nuestra congregación no es algo nuevo. Si nosotros, como misioneros activos, miramos hacia Santa Teresita, una monja contemplativa, como nuestra Patrona, es principalmente por dos razones:

1.-Somos misioneros de profesión. Ser misioneros no depende de nuestra era, del lugar donde vivimos y trabajamos, del tipo de trabajo que hacemos, de los estudios que hemos realizado,, de las capacidades o habilidades, de la salud o de la falta de ella.

El nº 105 de nuestras Constituciones dice: "Incluso si los miembros de la Congregación tienen diferentes tareas y servicios, que vivan su vocación misionera mediante la cooperación en el cumplimiento del mandato de la Congregación".

En su autobiografía, Santa Teresita escribe: "Me hubiera gustado ser misionero desde la creación del mundo y seguir siéndolo hasta el final de los tiempos".

2.-El amor es el núcleo de nuestra misión. Siempre hemos de ser conscientes, tanto de uno como de la otra, a fin de no olvidar para quién estamos trabajando y qué papel ha de jugar el amor en nuestro trabajo.

El nº 237 de nuestras Constituciones dice: "Como misioneros, sabemos que estamos llamados y enviados por Jesucristo. De ahí que nuestro servicio misionero conjunto debe provenir de una unión íntima con Él. Entonces podemos esperar que este servicio sea fructífero".

En su autobiografía, Santa Teresita escribe: "El amor es, de hecho, la vocación que incluye a todas las demás... He encontrado mi vocación: mi vocación es el amor".

Natividad de María

Tradicionalmente, la Congregación de los Misioneros de Mariannhill venía celebrando a la Santísima Virgen María, bajo su advocación de Nuestra Señora de las Candelas, como su Patrona, el mismo día de su fiesta fundacional, la solemnidad de la Presentación del Señor, el día 2 de Febrero.

De cara a la aprobación de nuestro calendario propio, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dictaminó que se separara la solemnidad del 2 de Febrero, fiesta fundacional de la Congregación, plenamente cristocéntrica, de la celebración de la Patrona de Mariannhill, de carácter mariano, por lo que se decidió que la nueva fecha para celebrar a nuestra Patrona fuera el 8 de Septiembre, fiesta de la Natividad de María, de profundo sentido para la Congragación, pues muchos hemos renovado votos y hecho profesión perpetua en ese día; celebrándose por vez primera, la nueva fiesta, en el año 2012.

En la imagen, una alegoría de la devoción del Abad Francisco Pfanner por la Virgen María, en la recién estrenada fiesta de la Patrona de Mariannhill, en el día de La Natividad de la Santísima Virgen María, la Virgen Niña.

San Joaquín

Al ser el día 26 de Julio la memoria de los esposos San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen María, y como nuestra Congregación celebrase únicamente a Santa Ana, como nuestra Co-Patrona, en dicha fecha, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dictaminó que se diera la posibilidad de celebrar, también, a San Joaquín, de manera opcional, al día siguiente.

Santa Ana

Siguiendo una tradición muy antigua, que se remonta a los inicios de Mariannhill, nuestra Congregación celebra hoy la fiesta de Santa Ana, la madre de la Virgen María.

Sobre la arcada de entrada al Monasterio de Mariannhill, en Sudáfrica, admiramos la escultura de Santa Ana, enseñando a su hija, María, realizada en terracota. Debajo está escrito:Mariae Annae Collis Patronae Illustrissimae O.P.N.” (es decir, “ruega por nosotros”; en latín: “Ora Pro Novis”).

El Abad Francisco Pfanner explicaba por qué, llamó “Mariannhill” al Monasterio, en 1882, y por qué María y Ana fueron elegidas como sus santas patronas, diciendo: "En las últimas semanas, a menudo me veía acuciado por la pregunta: “¿Cómo debería llamarse el nuevo monasterio?” No estaba dispuesto a comprometerme en una larga discusión; finalmente, hoy he roto el silencio y he puesto por escrito: “Mariannhill es su nombre”.

Todos nuestros monasterios deben estar dedicados al honor de “María”. Santa “Ana”, a quien tenemos en gran estima, es nuestra querida abuela, y añadimos "colina", porque el monasterio se construirá en una colina notable, desde donde se divisan todas nuestras propiedades, el barrio que la rodea y hasta el Océano Índico. Esperemos que de este Mariannhill salga algo excelente".

Nuestro Fundador era un hombre muy práctico. Consideraba Mariannhill como una casa, un lugar para trabajar y como centro desde donde se debe extender Evangelio.

Muchas de nuestras casas y capillas están dedicadas a Santa Ana. Nuestra novena perpetua se reza cada día en su honor, para nuestra congregación, nuestras misiones y nuestros benefactores. El apostolado de las madres y las mujeres están bajo su protección y llevan su nombre: “Mujeres de Santa Ana”.

San Benito Abad

San Benito nació en Nursia, en Umbría (Italia), en torno al año 480. Tras estudiar en Roma, llevó una vida eremítica en el monte Subiaco¸ donde se le juntaron varios discípulos. Se trasladó, después, a Monte Cassino, donde fundó el famoso monasterio y escribió su Regla, recibiendo, por ello, el título de “Padre del monacato occidental”. Murió el 21 de marzo de 547.

San Benito y sus monjes evangelizaron Europa, haciendo de sus monasterios centros de culto, cultura y agricultura. Sus granjas, escuelas e iglesias se convirtieron en los pilares sobre los que surgió una nueva sociedad cristiana, tras la caída del Imperio Romano.

Nosotros, los Misioneros de Mariannhill, reconocemos a San Benito como modelo de misionero. Por ello, tratamos de poner en práctica, en nuestro enfoque dela misión, la forma holística de la evangelización, que ha sido resumido para nosotros, por el P. Bernard Huss CMM, como “Mejores campos, casas (hogares), corazones".

Al mismo tiempo, San Benito es nuestro modelo de vida religiosa. Muchos elementos de su Regla están consagrados en nuestras Constituciones; por ejemplo: “Estamos en el mundo, pero no somos del mundo”; aprender a escuchar ya vivir en la presencia de Dios; autoexamen ante Dios; conversión; paciencia y perseverancia; hospitalidad, uso responsable de las cosas materiales... Todos estos elementos pueden ayudarnos a construir nuestra espiritualidad específica como Misioneros de Mariannhill.

El 'Ora et Labora' de San Benito nos llama a ser contemplativos en la acción.

En sus escritos, el Abad Francisco tiene bastantes pensamientos sobre la importancia de San Benito, especialmente,de cara a ser un religioso que trabaja como misionero.

Preciosa Sangre

Es una espiritualidad en el sufrimiento y el gozo del misterio pascual, de la cruz y la resurección , de la Preciosa Sangre y el Amor Redentor, de la angustia del mundo y la preparación para la misión.

Con nuestro nombre, el nombre de la Preciosa Sangre, el Abad Francisco confirió sobre nosotras nuestro mandato misionero. El patrón del misterio pascual, el plan redentor de Dios para el mundo está escrito en nuestras historias personales, en la historia de la Congregación y es nuestra urgencia para la misión".

En este día, celebramos, junto a nuestras Hermanas Misioneras de la Preciosa Sangre, con alegría y amor agradecidos, en honor de Jesucristo, que nos redimió con su Preciosa Sangre, la fiesta titular de su Congregación.

Las hermanas dicen: “El momento originario de nuestro carisma nació de una experiencia. El Abad Francisco contempló el misterio de Dios revelado a él. Con este misterio pudo discernir quién era y lo que el plan de Dios era para él; lo que las hermanas estaban llamadas a ser, lo que el plan de Dios era para ellas". Nuestro carisma, con base en su experiencia, nos da nuestra identidad como Hermanas misioneras de la Preciosa Sangre.

El espíritu y el patrimonio de nuestro fundador nos fueron transmitidos, por escrito, por la Madre Paula Edmunds CPS (en la foto).

Sdo.  Corazón  de Jesús

Nuestra especial devoción al Sagrado Corazón de Jesús se remonta a los días de nuestro fundador. En 1888 se rezó una novena al Sagrado Corazón pidiendo la restauración de la buena salud del Abad Francisco. En 1892, Mariannhill y todas sus estaciones misioneras fueron consagrados al Sagrado Corazón.

Durante la Primera Guerra Mundial, cuando se puso en peligro el monasterio, se hizo un voto especial al Sagrado Corazón de construir un santuario si preservaba al monasterio y sus habitantes de sorpresas desagradables, incluso de la destrucción. Hasta el día de hoy, el Monasterio y la Diócesis de Mariannhill recuerdan este voto mediante la observación de la adoración sacramental en el mes de junio.

Un corazón significa vida. Confesamos que Cristo no sólo tenía un corazón, Él es nuestro Corazón. El amor y la misericordia del Corazón son universales y eternos; así que nadie está excluido de su amor y misericordia. Por ello, ponemos nuestra fe y confianza en Él.

El Abad Francisco dejó escrito sobre el Sagrado Corazón: "No hay otro corazón que se nos dé, en quien podamos ser salvos, que el Sagrado Corazón de Jesús. Por tanto, nuestra actitud hacia Él es muy importante".

Abad Francisco Pfanner

En el nº. 248 de nuestras Constituciones se dice: "Veneramos al fundador de Mariannhill y gran pionero de la misión, Abad Francisco Pfanner... especialmente en el aniversario de su muerte, el 24 de mayo".

El entonces Prior del monasterio de MariaStern, en Bosnia, P. Francisco Pfanner,tenía 55 años cuando él se ofreció como voluntario para ir a Sudáfrica, para fundar la obra misionera. "Si nadie va, yo iré".

Tras el fracaso en Dunbrody, se trasladó con sus monjes a Natal y allí construyó un monasterio en una colina, dedicado a María y a Ana, y le llamó, por tanto, Mariannhill. Todo comenzó el 26 de diciembre de 1882.

En 1885 se convirtió en su primer abad. En el momento de su muerte, la Misión del Monasterio de Mariannhill se había extendido por todo Natal e incluso en el Cabo Oriental.

En 20 años se fundaron 28 estaciones de misión. Guiados por el lema benedictino "Ora et Labora", junto a los casi 300 monjes y la ayuda inestimable de las Hermanas Misioneras de la Preciosa Sangre, que él fundó, el Abad Francisco trabajó incansablemente para poner en práctica una red de evangelizadores.

Conmemoración de la muerte del Siervo de Dios, Abad Francisco Pfanner. Fundador de Mariannhill

Sus esfuerzos fueron, posteriormente, puestos bajo un lema, por el P.Bernard Huss: "Mejores campos, mejores casas, mejores corazones".

Aunque inmerso en una actividad tan misionera, el Abad Francisco siempre confió en la providencia de Dios. Convencido del valor inestimable de la Preciosa Sangre de Cristo y movido por el Espíritu Santo, logró unir la contemplación y la acción.

Su aceptación de la voluntad de Dios en su vida se revela en su actitud hacia las personas que lo malinterpretaron y en la enfermedad. Una vez puesta la mano en el arado, perseveró hasta el final. Él puso todas sus estaciones misioneras, bajo la protección de la Santísima Virgen María.

Al amanecer el 24 de mayo de 1909,murió en la pequeña estación misionera de Emaús. Él escribió: "¡Mira el cielo y alégrate! Sí, alégrate, pues estarás delante de Dios y lo verás. ¡Velemos y oremos por el Reino de los Cielos, luchemos y suframos con alegría, coraje y perseverancia hasta el final!".

El Abad Francisco nació el 21 de septiembre 1825, en Langen (Austria). Mientras estudiaba en la universidad, sintió la llamada al sacerdocio. El 28 de julio 1850 fue ordenado sacerdote. Después de servir como párroco y capellán de un convento, entró el 9 de septiembre 1863, en el monasterio trapense de Maria Wald (Alemania). El 21 de junio 1869 fundó en Bosnia el monasterio trapense de Maria Stern. Su causa de beatificación se abrió en 1964 y fue revitalizada en 2004.

En la conmemoración de la muerte de nuestro fundador, damos gracias a Dios y a la Iglesia por habernos dado un misionero tan celoso. Nosotros tratamos de seguir sus pasos y lo consideramos como intercesor por nosotros ante Dios.

San José

Cuando el Abad Francisco emprendió la tarea misionera en Mariannhill, tenía cuatro preocupaciones principales:

1.- la evangelización del pueblo Zulú,

2.- la recogida de todo el material necesario y los medios financieros,

3.- la formación de buenos religiosos,

4.- así como la orientación de todos hacia Dios.

Con el fin de obtener ayuda para ellos, el Abad Francisco buscó un poderoso protector y lo encontró en la persona de San José.

San José se convirtió, para el Abad Francisco, en el agente de todos los medios materiales y financieros que eran necesarios para las iniciativas sobre el desarrollo social y la promoción humana en Mariannhill, tanto para construcción de edificios: iglesias, conventos, hospitales, escuelas, talleres, establos, etc., como para empresas agrícolas, ya que San José era, como él dice, “el que alimentaba, vestía y albergaba al Niño Jesús en Nazaret”.

El Abad Francisco también escogió a San José como patrono de la buena formación de los monjes y las hermanas, porque San José era, como él dice, “el que educó al Niño Jesús con el ejemplo de una vida santa, humilde y silenciosa”.

P. Engelmar Unzeitig

Había llegado allí, como prisionero a mediados de 1941 y, durante los casi cuatro años que estuvo confinado en ese lugar, no dejó, por ello, de ser misionero. Era, por fuera, un habitante más de aquella ciudad de muerte, identificado con el número 26.147; pero, por dentro, guardaba a un fiel religioso, a un celoso sacerdote, a un valiente misionero y a todo un gigante de la caridad cristiana.

El testimonio de su vida y de su oración, su afabilidad y paciencia, la fidelidad a su consagración religiosa, su prudencia al hablar y su sabiduría al callar, su generosidad a la hora de compartir lo que tenía y su coraje para mendigar en favor de los más necesitados, dieron una eficacia insospechada a su presencia en el Campo.

Terminó sus días en coherencia con la que había sido la tónica de su existencia, ofreciéndose como voluntario para atender a los enfermos, víctimas de una epidemia de tifus. En pocas semanas, contrajo él mismo la enfermedad y, amaneciendo el 2 de marzo de 1945, moría de tifus el que a tantos moribundos había ayudado a bien morir.

Salió de este mundo como había vivido en él: “Con el corazón en la mano”.Le llamaban “el Ángel de Dachau”, porque así se comportó en medio de aquel infierno. Había dejado escrito: "El amor multiplica las fuerzas, inventa cosas, da libertad interior y alegría… El bien es inmortal y la victoria debe ser de Dios".

El P. Engelmar había nacido el 1 de marzo de 1911 en Greifendorf, hoy República Checa. Queriendo ser misionero, ingresó en 1934 en el noviciado de Mariannhill en Holanda. Después de realizar los estudios de filosofía y teología en Würzburg (Alemania), fue ordenado sacerdote el 6 de agosto de 1939. Sus cenizas, que salieron providencialmente del Campo de Concentración, reposan en la iglesia de Mariannhill en Würzburg. Desde el 26 de julio de 1991 está abierta su causa de beatificación.

La Presentación del Señor

La razón, entonces, de por qué nuestra Congregación ha elegido esta fiesta litúrgica como su fiesta principal se basa en un doble hecho: Cristo es la Luz que ilumina a todos los pueblos y María es la que les presenta esta Luz.

Nuestra identidad y carisma se basan en el misterio de esta fiesta. Con María, nosotros, Misioneros de Mariannhill, queremos seguir presentando a Cristo como la Luz que ilumina a todas las naciones.

En este día, recordamos, también, el aniversario de la separación del Monasterio de Mariannhill de la Orden Trapense y el comienzo de una Congregación misionera independiente. Esto sucedió en 1909.

Es costumbre que en este día todos renovemos nuestra consagración a Dios como Misioneros de Mariannhill, con el fin de mantener vivo nuestro primer amor a Cristo, a María, a la Iglesia y a la Congregación.

Y muchos más

Primer Centenario del Nacimiento del P. Engelmar Unzeitig CMM (1911-2011)

Primer Centenario de la Muerte del Abad Francisco Pfanner (1909-2009)

Primer Centenario del Nacimiento de la Congregación de los Misioneros de Mariannhill (1909-2009)

Los mártires de Zimbabwe

Beato Engelmar Unzeitig CMM (1911-1945), “Misionero de Misericordia”, “Mártir de la caridad” y “Ángel de Dachau”

P. Bernard Huss CMM (1876-1948): “Mejores campos, casas, corazones”

Hno. Nivard (Georg) Streicher (1854-1927), un “Genio con hábito”, el “Abad marrón de Mariannhill”