HISTORIA DE UN TÍTULO (Poncio Pilato)

HISTORIA DE UN TÍTULO (Poncio Pilato)

JERUSALÉN. FORTALEZA ANTONIA. PROCESO CONTRA JESÚS:

Pilato aprieta puños y dientes, sin saber qué más argumentos esgrimir para liberar al Galileo, al que aquellos energúmenos vociferantes, sin atender a razones, acusan visceralmente de querer hacerse Rey y Dios. Lleva así toda la mañana, sin conseguir hacerles entender que, según la Lex (Ley) Romana, no encuentra ningún delito en él por el que deba ser condenado, pues no hay pruebas contundentes ni testigos fiables que lo acrediten. Y para salir de aquel punto muerto, decide, finalmente, mandarlo azotar, en la esperanza de que las autoridades judías, al ver un poco de sangre, se queden tranquilas y lo dejen marchar.

Pero los soldados romanos, hartos de los judíos, se extralimitan en su castigo y convierten a Jesús en un despojo humano, que, bañado en su propia sangre y coronado de espinas, es devuelto a un sorprendido Pilato, que se queda horrorizado ante aquella crueldad innecesaria, que estropea todos sus planes, pues, en aquel estado, lo mejor sería darle muerte de una vez, para evitarle mayores sufrimientos y una muerte lenta por engangrenamiento. Cuando Pilato se repone de la impresión, muestra a Jesús ante la turba, que, de golpe, hace silencio, muda de espanto, pudiendo oírse claramente la voz de Pilato, que anuncia: “¡Aquí tenéis a vuestro Rey!” (Jn.19,14), pero sus desafortunadas palabras, producen el efecto contrario, pues Anás y Caifás, enfurecidos por aquella declaración, gritan juntos, por primera vez: «No tenemos más rey que el César» (Jn.19,15) y, desde entonces, hasta el final, ya sólo se escuchará la palabra: “¡Crucifícale!” en boca de todos.

Pilato, contrariado por su poco tacto y la testarudez de aquella jauría, recurre a su último recurso, la tradición de soltar a un preso por Pascua, y manda traer a Barrabás, amotinador y asesino -¡nada que ver con Jesús, que es manso y humilde!-, pero les da igual que Barrabás sea un asesino, quieren ver muerto a Jesús y ya sólo gritan: “¡Crucifícale!”, sin atender a más razones. Entonces, visiblemente enojado, Pilato grita: “¡Basta de tanta porfía! Siervo, tráeme el lavamanos. “¡Soy inocente de esta sangre!” (Mt.27,24). Para mí, este hombre es inocente; lo he castigado para satisfaceros y aplacaros, pero no ha servido de nada… ¡Estáis ávidos de sangre y llenos de envidia y venganza!… Me lavo las manos en este asunto, haced con Él lo que os plazca”. Entonces, Anás y Caifás, victoriosos, vuelven a gritar unidos: “¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” (Mt.27,25). Y Pilato, impotente, volviéndose hacia uno de los guardias, le ordena: “Soldado, llama al intendente, que envíe a su ayudante inmediatamente, lo espero en mi despacho”, mientras Jesús, fuertemente escoltado, abandona el lugar, para ser crucificado.

Cuando el ayudante del intendente llega, con su tablilla de cera y el punzón de escribir, Pilato le dice: “Escribe ahí, en las tres lenguas de oficio (cf. Jn.19,20), el título de esa cruz: “Jesús Nazareno, Rey de los Judíos” (Jn.19,19). El ayudante se dispone a transcribir el texto en latín (“IESVS NAZARENVS, REX IVDEORUM” > “INRI”) y a traducirlo al griego (“ΙȢΣ ΝΑΖΑΡENȢΣ ΒΑΣΙΛEȢΣ ΙȢΔEȢΝ” > “INBI”) y al hebreo (“YAHSHUAH HANOTZRI VEMELEK HAYEHUDIM” >YHVH), subrayando las iniciales de cada palabra, súbitamente palidece y anuncia: “Perdón, señor, no es posible escribir el texto de esa manera; vas a tener los mismos problemas que cuando llenaste el Templo con las efigies del César”.

Pilato, contrariado por el comentario, le pregunta: “¿Qué es lo que pasa ahora? Ellos quisieron crucificarlo en contra de mi voluntad y yo lo declaro “Rey de los judíos” en contra de la suya; estamos en paz. Además, estoy convencido de ello, porque él mismo me lo dijo y parecía muy sincero; aunque debía ser extranjero, pues, a pesar de su acento galileo, afirmaba que su reino era de otro mundo, posiblemente fuera de los límites de nuestro imperio, del mundo no-romano, aunque dijo que estaba aquí para otra cosa, algo sobre la verdad… ¡Ah, ya recuerdo!: “para dar testimonio de la verdad” (Jn.18,37)… A lo mejor, es el legítimo “Rey de los judíos” y no ese libertino de Herodes Antipas, y vino a esclarecer la verdad y reclamarle el puesto y, ¡por ello, le matan!… Pero no temo a los herodianos y, menos aún, al despreocupado de Herodes Antipas; máxime ahora, que quiere ser mi amigo”.

A lo que el ayudante responde: “Señor, no me has entendido; mi madre es judía y mi padre romano, conozco las lenguas, costumbres y tradiciones de ambos lados y sé lo que digo. Si traduzco el texto al hebrero, tal como está formulado, su acrónimo dirá:YHVH (o “Yahveh”), que es el nombre impronunciable de Dios, el tetragramaton sagrado, que sólo el sumo sacerdote puede pronunciar y una sola vez al año, en el Santo de los Santos del Templo del Dios de Israel; eso, señor, sería una blasfemia y sería vista como una provocación por las autoridades del Templo: El nombre de Dios escrito en la tablilla de un ajusticiado, que se desangra debajo de ella, es como insinuar que el ajusticiado es Dios en persona o…, para que me entiendas…, que estamos matando al mismísimo Dios… Te sugiero, señor, que cambies esas palabras, para que digan lo mismo de otra manera y que, así, las iniciales no contengan el nombre de Dios.

Pilato reflexiona un instante y regresan a su cabeza las palabras de Jesús: “Tú lo has dicho, soy rey, pero mi reino no es de este mundo” (Jn.18,36), las de Caifás: “El rey enviado por Dios” (Lc.23,2) y el aviso de Claudia, su esposa: “deja en paz a ese hombre, porque es un varón justo” (Mt.27,19); además, su porte, su majestad, su paciencia, su aplomo, su silencio… sí, sobre todo su silencio…, ¡ese respetuoso, humilde y majestuoso silencio!…, como de quien se deja hacer, respondiendo, obediente, a un plan trazado desde arriba… “¡de lo alto!”, decía él… “No tendrías autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto” (Jn.19,11). Pilato, súbitamente, siente un escalofrío, que le hace pensar en esa última acusación: “¡se tiene por Hijo de Dios!” (Jn.19,7), que tanto le desconcertó y que le hizo preguntar: “¿De dónde eres tú?” (Jn.19,9)… ¿Una encarnación celeste?”.

Y sigue hablando en voz alta: “Lo de Rey me parece claro y no pienso cambiarlo, en cuanto a lo de Dios… ¡No sé!… Según el jefe de policía, cuando le apresaron, al responder “Yo soy”, ese nombre sagrado para los judíos, del que estamos discutiendo…, el nombre de su Dios, como tú dices…, todos retrocedieron y cayeron por tierra… ¡Excepto él mismo! (cf. Jn.18,6; Fil.2,10)… O ese nombre tiene poder… o él mismo tiene poder o… ¡ese nombre y él son una misma cosa!”… Ahí tienes la curación del siervo del centurión, de la que muchos son testigos, tanto romanos como judíos, y la del criado del sumo sacerdote, al que, según el jefe de policía, le cortaron una oreja cuando detenían al acusado y él se la repuso a la vista de todos… Quizá era eso lo que quería decirme, al responder que había “venido al mundo, para ser testigo de la verdad” (Jn.18,37)… No sé, parece como que todo va cuadrando en esa dirección, como si quisiera desvelarse y hacerse luminosa una verdad…, que no es que él quisiera hacerse Dios, sino que, realmente, ¡él lo era!

Después, con voz de fastidio, murmura: “Pero ya es tarde, demasiado tarde, para eso… Él estaba herido,  demasiado herido, casi muerto… Y además, ¡me lavé las manos!… ¡Ya no puedo volverme atrás!”. Después, suspira profundamente y, como queriendo tranquilizar su conciencia ante lo inevitable, trata de esbozar una sonrisa, para decirle al subalterno: “Si realmente es Dios, bajará de su cruz o saldrá de su tumba, pero no morirá, así que déjalo así, “lo escrito, escrito está” (Jn.19,22); y queda tranquilo, si es cierto que “nada hay tan escondido, que no llegue a saberse”, más cierto es, aún, que “nada hay tan escondido, que aquello que a la vista está”… ¡Ah! En cuanto tengas el título, di a la comitiva de castigo que salga de inmediato y que ataje lo más posible; no quiero que el “Rey-Dios de los judíos” se nos desangre antes de llegar al Gólgota… ¡Es lo único que puedo hacer ya por él!

Cuando el encargado se retira, Pilato, cansado y aliviado, como si un gran peso se le hubiera ido de encima, se asoma a la ventana, con la intención de respirar un poco y seguir dando vueltas a lo recién descubierto sobre el galileo, para ver hasta dónde llega en sus conclusiones, pero algo mucho más divertido le distrae enseguida de tan profundas reflexiones, ya que desde allí puede ver cómo esos dos tipejos petulantes, Anás y Caifás, que no quieren perderse el desenlace de sus maquinaciones, junto con los miembros del Sanedrín, salen los primeros hacia el lugar del tormento, para conseguir un puesto privilegiado delante de las cruces y esperar allí, tomando un refrigerio, a que la comitiva llegue… Después sonríe irónico y, con un rictus de desprecio, dice: “Donde está el cadáver, allí están los buitres” y, satisfecho de su ocurrencia, se retira de la ventana, para tomarse, él también, un merecido refrigerio.

Cuando la comitiva de castigo llega al lugar de ejecución, Anás y Caifás pueden observar, entre chanzas y gestos burlescos, cómo su odiado enemigo es despojado de sus ropas, cosido a la cruz y levantado en alto, tal como Moisés hiciera en el desierto con la serpiente de bronce, un signo invisible para sus ojos, ciegos por el odio y el pecado. Un poco más abajo de donde ellos se encuentran, Anás distingue, entre la multitud más cercana a la cruz, a los dos prófugos del Sanedrín: José, el de Arimatea, y Nicodemo, el anciano doctor de la Ley, que está postrado; le da un codazo a su yerno y le insta a que le siga, para, delante de todos, poder hacer chanzas, a costa de aquellos dos y del Nazareno. Mas, cuando ya están cerca, Anás consigue escuchar la conversación que ambos mantienen y, olvidándose de su yerno, decide esconderse detrás de otros curiosos, para enterarse de todo; aquellas dos víctimas, que no se han percatado de su presencia, serán sentenciadas, después, con sus propias palabras. Anás sonríe satisfecho y agudiza el oído; ya no le interesa el Nazareno.

Nicodemo se incorpora y, mirando a José, señala la cruz, mientras exclama, vivamente emocionado: “Mira, José, tal como me dijo el Maestro aquella noche, cuando fui a verle a escondidas: “Cuando sea elevado como la serpiente en el desierto”, se refería a esto, a que lo habrían de crucificar; así, Él ocuparía el lugar de la serpiente, “el que no conocía pecado, se hizo pecado por nosotros” (cf. 2 Cor.5,21), para que los mordidos por el pecado se salven, al mirarle en la cruz. Quizá se refería a eso, cuando añadió: “atraeré a todos hacia mí”… ¿del pecado hacia la gracia?…; esa parte, aún se me hace oscura”. Y después, con voz lastimera, mirando fijamente al crucificado, añade: “Y si Él ocupa el lugar de la serpiente de bronce, entonces, nosotros…, los miembros del Sanedrín, los que, con nuestro juicio inicuo, le colgamos en ese madero…, ocupamos, injusta y pérfidamente…, el lugar de Moisés” y se echa a llorar amargamente.

Entonces, José, abriendo sus ojos como platos, responde: “¡Claro! Eso es lo que decía el profeta Isaías (45,22): “Miradme y sed salvos, todos los confines de la Tierra”. ¿Sabes? Simón Pedro me dijo una vez que, cuando le miraba a Él, podía caminar sobre las aguas, pero, cuando dejó de mirarle, comenzó a hundirse, hasta que volvió a mirarle otra vez y le rogó que le salvara, y Él, cogiéndole de la mano, lo atrajo hacia sí y lo salvó (cf. Mt.14,28-31). Y Nicodemo, secándose las lágrimas con el dorso de la mano, objeta: “Pero la Sagrada Escritura reza: “Yo en persona os salvaré, pueblo mío”, ¡el que salva es Dios!”… pero José le interrumpe: ¡Pues claro, Nicodemo! Atiende al nombre del Maestro: “Yah-shua”, es decir: “Yahvéh-salva”, por eso no hay otro nombre bajo el sol que nos salve, ni siquiera el de Moisés, con su serpiente de bronce alzada en estandarte, sino Dios en persona, con su Mesías alzado en una cruz”.

A Nicodemo se le abre el entendimiento y lleno de emoción, exclama: “Gracias, Rabboní (Maestro mío), gracias. Alabado seas por siempre, porque, gracias a Ti, ya no estoy ciego ni muerto. Ahora sé bien lo que querías decirme entonces y no entendí; ahora veo la luz y he nacido de nuevo. ¡Gracias, Dios mío y Rey mío, Maestro y Salvador mío! Querías decirme que hemos de mirarte, crucificado, para tener nueva vida, tu Vida; para ser salvados, para nacer de nuevo”. Entonces, a José se le iluminan los ojos y, sonriendo, dice: “Recuerdo otra vez que les dijo algo similar a los escribas y fariseos… ¿Cómo era?… ¡Ah, sí!: “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces sabréis que Yo soy” (Jn.8,21-30). Desde aquel día, mi querido Nicodemo, le he dado muchas vueltas a esa frase, pues no dice “sabréis que soy Yo”, algo muy normal, pero que no da sentido a la frase; mas si tomamos sus palabras al pie de la letra, entonces tendremos que ese “Yo-Soy”… hace referencia… ¡al nombre impronunciable de Dios!

Y si este descubrimiento mío lo ponemos en contacto con el tuyo, mi querido Nicodemo, tendríamos que… ¿Eeh?… ¡Míralo…, míralo ahí! ¡Sí, ahí está…, escondido en el título de la cruz!… ¿No lo ves?” Pero Nicodemo no sabe ni qué hay que mirar ni qué tiene que ver. Con cara de fastidio, José continúa leyendo, sin dejar de señalar con su dedo, como si leyera con él: “YAHSHUA HANOTZRI VEMELEK HAYEHUDIM” y dice entusiasmado: “A ver, Nicodemo, pon juntas, ahora, las iniciales de cada palabra (YHVH) y, dime, ¿qué ves?” Y Nicodemo, que no da crédito a sus ojos, dice exaltado: “¡YAHVEH, dice YAHVEH!”, e, instintivamente, se tapa la boca con las manos, al darse cuenta de que ha pronunciado, en alto y por dos veces, el nombre sagrado de Dios, mientras mira a los lados, para ver si alguien le ha escuchado. Y, efectivamente, alguien que comienza a irritarse con aquellos dos blasfemos, lo ha hecho.

Ajeno al peligro que los dos corren, José de Arimatea sentencia: “Cierto, Nicodemo, el acrónimo del título de la cruz se corresponde con el tetragramaton sagrado, y ¿sabes qué quiere decir eso, mi querido Nicodemo?, que “YAHVEH”-“Yo-Soy” se está muriendo, desangrado, en esa cruz; que están matando a Dios, al Hijo de Dios, de ahí su nombre: “Yah-shua”-“Dios-salva”. Dios nos está salvando, en este mismo instante, Él en persona, tal como decía el profeta: “Yo mismo, pueblo mío, os salvaré”…, en la persona de su Mesías…, su propio Hijo”. Y Nicodemo, mesándose la barba, comenta dubitativo: “¿Sabes? Me pregunto… ¿Cómo, Jesús, podía saber eso: que moriría crucificado y que pondrían eso en el título de su cruz?”… “Porque era el Hijo de Dios y conocía todo lo referente a Él en las Escrituras –responde José-; en cambio, yo, lo que de veras me pregunto, mi querido Nicodemo, es ¡cómo podría saberlo Pilato!

Anás, que no ha perdido detalle de la conversación, y ha ido abriendo más y más los ojos, y apretando más y más los dientes, y cerrando más y más los puños, cuando mira en la dirección adecuada y descubre a qué se están refiriendo aquellos dos desertores, casi le da un síncope. Quería gritar de rabia, aullar de indignación, pero no podía ni articular palabra, sentía que le faltaba el aire y estaba al borde del colapso; entonces, lanzando un grito estentóreo, quiso rasgarse las vestiduras, pero no pudo hacerlo; perdió el equilibrio y cayó pesadamente contra su yerno, Caifás, que, sorprendido, lo sujetó como mejor pudo. Todos a su alrededor se giraron asustados, hasta Nicodemo y José, que, sorprendidos de tenerlos detrás, sin haber reparado en ello, pusieron tierra por medio.

Una vez recuperado, Anás le dice a su yerno, señalando a Jesús, con furia mal contenida: “¡Ese blasfemo se salió con la suya!… ¿Recuerdas que se hacía Dios al perdonar pecados y curar en sábado?… ¿Recuerdas que Él mismo lo dijo en el interrogatorio y tú rasgaste tus vestiduras?… ¿Recuerdas cuando nos dijo: “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces sabréis que Yo soy” (Jn.8,21-30)?… ¡Míralo ahí!… El tetragramaton sagrado, en el título de su cruz”. Pero Caifás, por más que mira, no logra ver a qué se refiere su suegro, quien, lleno de irá, tira de él, haciéndole trastabillar, mientras le grita indignado: “¿Y tú eres el sumo sacerdote?… ¡No te enteras de nada!… Ven conmigo adonde Pilato, tenemos algo urgente que remediar con él” y le va explicando lo que tiene que decir y cómo tiene que decirlo.

José y Nicodemo encuentran un nuevo emplazamiento, más cercano a la cruz y lejos del Sanedrín. Entonces, Nicodemo, todavía agitado, le dice a José: “No había caído en la cuenta antes, José, pero ¿te has fijado en la inscripción de la placa de oro que el “Cohen Gadol” -“Sumo sacerdote”- lleva atada en el frontal de su turbante?” José responde: “La he visto muchas veces, sí; dice: “Separado para Dios”, haciendo referencia a la pureza, dignidad y vocación del Sumo Sacerdote, pero no he reparado en más, ¿a qué te refieres?”

Nicodemo continúa: “Me fijé en ella cuando vimos a Anás y Caifás, tan cerca, detrás nuestro y, entonces, me vino a la cabeza un texto del Libro del Éxodo: “Harás un ornamento de oro puro y graba en él como en un sello: ‘Apartado para YHVH’. Átalo al turbante con un cordón azul, en la parte delantera del turbante, sobre la frente de Aarón. Porque Aarón lleva la culpa de los errores cometidos por los hijos de Israel en dedicar sus ofrendas santas, este ornamento estará siempre sobre su frente, para que las ofrendas para YHVH sean aceptadas por ÉL” (Éx.28,36-38)”. “Me estás alarmando -responde José- ¿A dónde quieres llegar?” “A que, según tu teoría del acrónimo, Jesús tiene una placa, diciendo lo mismo, sobre su cabeza y, por tanto, sobre su frente, como si Él fuera el legítimo “Cohen Gadol” de Israel -y no esos dos petulantes-, que ofrece su sacrificio, el sacrificio de sí mismo, el sacrificio de una Nueva Alianza, en su Sangre”… “En la Sangre del Cordero inmolado de Dios”, le completa José. “¡No! -le corta Nicodemo-, ¿cómo se puede ser sacerdote y víctima a la vez?”

En ese momento, Jesús levanta la mirada hacia su Padre y dice: “Todo está cumplido” (Jn.19,30)Padre, en tus manos pongo mi Espíritu” (Lc.23,46) y, después, dando un fuerte grito, como para que su espíritu suba lo más alto posible, en dirección al Padre, expira, dejando caer la cabeza sobre su pecho. Abatidos, José y Nicodemo caen de rodillas, llorando.

Al reponerse un poco, José rompe el silencio: “¿Oyes esos balidos, Nicodemo?… ¿Sabes la hora que es?… ¡Es la hora del sacrificio de los corderos sin mancha ni defecto!,… de los “separados para Dios” -como dice esa placa-,… en el Templo de Dios,… para la Pascua, el Paso de Dios,…para liberar a su pueblo, el Pueblo de Dios. Lo decía el profeta Isaías: “Todos nosotros, como ovejas, erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahveh descargó sobre Él la culpa de todos nosotros. Fue oprimido, y Él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco Él abrió la boca» (Is.53,6-7). Y… ¡eso es!… Juan me dijo que, estando con Pedro, un día en que Jesús pasaba, a poco de haber sido bautizado, el propio Bautista dijo de Él: “Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn.1,29).

Luego, es posible, Nicodemo, es posible; sacerdote y víctima a la vez; Dios se hiere a sí mismo, en la persona de su Unigénito, para salvarnos a todos, sobre la leña que Él mismo cargó, como Isaac. Y, como muy bien sabes, mi perplejo Nicodemo, el monte “Moria”, el monte “Dios provee”, frente al monte Sión, donde se levanta el Templo de Jerusalén, es el mismo monte que ahora estamos pisando, aunque a este extremo lo llamen “Gólgota”, debido a la forma de calavera del acantilado… ¡Dios está cumpliendo su promesa… en el mismo lugar en que se la hizo a Abraham!

“Jesús ha muerto a la misma hora que esos corderos, porque Él es el Cordero de Dios, inmolado en expiación. Es lo que el ángel quiso decirle a Abraham, cuando impidió que sacrificara a su unigénito Isaac, que, como él no había guardado, para sí, su hijo único (cf. Gén.22,12y16), Dios tampoco guardaría, para sí, el Suyo, simbolizado en aquel carnero sustitutorio, que Abraham encontró “en el monte «Yahveh provee« (Gén.22,14)», pues ambos, Isaac y Jesús, son los hijos de la promesa”. “¡Pero los corderos mueren degollados -objeta Nicodemo- y no crucificados!”.

En ese momento, el centurión se acerca a Jesús con una lanza, mientras los soldados quiebran, con mazas, por orden suya, las piernas de los ladrones, y, mirándole fijamente, con un rápido movimiento del brazo, se la clava en el costado, ante el grito de espanto de su Madre y de las mujeres que la acompañan. Lleno de horror, José concluye: “Ahí lo tienes, Nicodemo, acaba de ser degollado el Cordero de Dios”. Y, levantándose, acuden, ambos, a socorrer a las mujeres, ofreciéndose a desclavar el cuerpo de Jesús y a correr con todo lo necesario para su entierro, antes de que llegue la parasceve: José irá a la Antonia, a reclamar a Pilato el cuerpo de Jesús y le cederá su tumba nueva, en el jardín cercano al Gólgota; mientras Nicodemo irá a comprar lo necesario para enterrarlo: una sábana digna, pues, dada la hora, ya no da tiempo a fajarlo, y los ungüentos de mirra, para embalsamarlo.

Cuando Anás y Caifás llegan a la fortaleza Antonia con parte del Sanedrín, obligan a salir, una vez más, al malhumorado Prefecto y Caifás, con voz de reproche, como quien regaña a un niño, le espeta: “Eres un ignorante, romano: “No escribas: “Rey de los judíos”; sino, que él dijo: “Soy Rey de los judíos” (Jn.19,21). Te ordeno que…”. Pilato, harto ya de aquel asunto, del que se ha lavado las manos, le corta secamente, diciendo: “¿Cómo te atreves a darme órdenes a mí, tu Prefecto, en mi propia casa? ¡Tú deliras, Caifás! ¿Acaso soy judío, para que me ordenes?… ¡Si ya está crucificado, qué más da una cosa que otra! ¿No es lo que queríais? Si os lo he concedido, ¡dejadnos en paz a él y a mí!”.

Caifás, perplejo, abre la boca para balbucir, pero Anás, otra vez fuera de sí, empuja a su yerno y grita enrojecido: “¡Noooo!, no nos da igual, porque, así, tú mismo le estás haciendo Rey y… y… ¡¡le estás haciendo Dios!!” Después, jadea colérico y sin resuello, para concluir, entrecortado por la rabia y la falta de aire: “Y si a Herodes… le da igual… que hagas Rey… a ése…, al César… no le gustará… cuando se entere…, pero… al que no le da igual… que le hagas Dios… es a míííí…, porque eso… es una ¡blasfemia!… y no transigiré… en eso”; después, exhausto, se queda lívido, encogido y sin voz.

Pilato, sorprendido por la reacción de Anás y, visiblemente fastidiado por tanta inquina, les responde, lapidariamente, a los dos: ““He escrito lo que he escrito” (Jn.19,22) y permanecerá, tal como lo escribí, mientras dure la madera en la que fue escrito”. Al oír semejante desafío, Caifás aparta de un golpe a su suegro y, lanzando un rugido de rabia, se rasga, una vez más, las vestiduras, como lo hizo con Jesús, mientras grita, totalmente indignado y fuera de sí: “Acabas de firmar tu propia sentencia, Prefecto, tus palabras blasfemas son tu condena y tu suicidio político; ya te dije una vez que “no tenemos más rey que el César” (Jn.19,15) y que, actuando así, te hacías “enemigo del César” (cf. Jn.19,12), pero no has querido corregir tu proceder”.

Y fingiendo estar profundamente ofendido por lo sucedido, con voz afectada y lastimera, concluye: “Mandaré, inmediatamente, legados a Tiberio César, reprobando tu comportamiento, tus erróneas decisiones, tus abusos de poder y,… en definitiva, tu mal gobierno; éste será tu fin, romano”. Y Pilato, con marcial aplomo, haciendo de tripas corazón, responde: “¿Me amenazas… y en mi casa? Os he mostrado demasiada paciencia a vosotros dos y condescendido demasiado con vuestros caprichos,… ¡Guardias!, sacad a esta escoria de mi presencia y usad las lanzas si es preciso… ¡Y a vosotros dos!, que os quede bien clara una cosa: “Lo escrito, escrito está” (Jn.19,22); que nadie se acerque a esa cruz si no es con un salvoconducto mío… ¡bajo pena de muerte!”.

EPÍLOGO

José de Arimatea fue el único que se atrevió a pedir audiencia a Pilato, para obtener ese salvoconducto y poder enterrar a Jesús en su propia tumba del jardín, cercana al Gólgota, antes de que comenzara la Pascua judía; una tumba nueva, que contuvo el cuerpo de Jesús durante tres días nominales: Viernes, sábado y domingo –los judíos dicen que fue el único “Sabath” –“Sábado”- que Jesús respetó en toda su vida, pues estaba muerto-, pero apenas un día y unas horas reales: Unas pocas horas del viernes, todo el sábado y otras pocas horas del domingo, debido, quizá, a la oración intercesora de María, que adelantó el momento de la Resurrección, y a que la Vida no puede ser retenida por la muerte, ni la Luz, por las tinieblas.

A los cuarenta días de su resurrección, Jesús se apareció a Pilato, en forma de una tenue luz, que le llamaba: “Poncio…Poncio…” y, en sueños, le decía: “Escúchame, Poncio…, “Yo soy”… Aquel que lavó sus manos en su propia Sangre, para atraerte del error a la Verdad y salvar tu alma, a ti, que lavaste tus manos en agua, para verte libre de mi Sangre, mientras mis acusadores invocaban mi Sangre sobre ellos y sobre sus hijos (cf. Mt.27,25); a pesar de que, poco antes, hubieras tratado, desesperada e infructuosamente, de defenderme y liberarme, y, posteriormente, llegaras a reconocerme, aunque  encriptadamente, como Rey y como Dios, en el título de mi cruz; te ruego encarecidamente, hoy, que laves tus manos en la Sangre del Cordero de Dios, inmolado por ti en la cruz, pero resucitado al tercer día, tal como profeticé y tal como constaba en las Sagradas Escrituras y te informaron tus propios soldados.

“Y no sólo tus manos, también tu túnica (cf. Ap.7,14 y 22,14)… y todo tu ser, en la Sangre y el Agua salidos del costado del Hijo del Hombre, traspasado por una lanza, tal como fue profetizado: “Mirarán al que traspasaron” (Zac.12,10), la de tu fiel centurión Longinos, quien, desde aquel momento, se convirtió en uno de mis más fieles seguidores, pues supo reconocer, en el momento de mi muerte, que “Yo Soy”, realmente, “el Hijo de Dios” (Mc.15,39)”. El, junto con tu esposa Claudia, que fue digna de recibir, en sueños, un mensaje con lo que habría de sucederme y de conocer el estado de las almas de los que en él aparecían, reconociéndome como “justo” (Mt.27,19) y, después, hizo de mensajera para ti, que estabas en penumbra, con tendencia a oscurecerte cada vez más, olvidando u obviando la verdad, para venderte al mejor postor. En atención a ella, vengo hoy a ti, en la última hora de mi estancia, como resucitado, en la Tierra. Ellos me pertenecen ya, porque me entregaron su corazón, ahora sólo quedas tú, Poncio… ¿Qué decidirás?

*Anverso y reverso del Leptón de bronce, acuñado por Poncio Pilato, en torno al año 30 d.C.

“Tu corazón es un zarzal, al que «las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias” (Mc.4,19) no dejan que nada bueno arraigue en él para dar el fruto apetecido y siempre queda baldío. Deja que yo arranque tus zarzas, para que la tierra fértil, que hay debajo, se abra a la Verdad de Dios, que “Yo soy”, y seas salvo. Dale la vuelta a tu monedita*: cambia tu bronce, que apenas brilla un instante, por el oro inalterable, que brilla eternamente, y la caña seca del anverso por la rama frondosa del reverso y ábrete a dar fruto; deja que Yo mismo lo haga y ponga en ti frutos de Vida eterna. Poncio, Yo puedo hacer eso por ti si tú me dejas, porque, a diferencia tuya, a Mí sí se me ha dado todo poder de lo Alto: del Altísimo, que es mi Padre, en el Cielo y en la Tierra (cf. Mt.28,18), pues, obediente, me bañé en mi Sangre y volví a la vida. Lava tú, ahora, todo tu ser, y no sólo las manos, pero no en agua, sino en el “Agua Viva”, que “Yo soy”, y me verás, a Mí, que “soy la Resurrección y la Vida” (Jn.11,25), aunque ahora estés muerto y vivirás.

“Estoy a punto de volver a mi Padre, ya te dije que “mi Reino no es de este mundo” (Jn.18,36) y que había venido “para dar testimonio de la Verdad” (Jn.18,37). ¿Recuerdas tu última pregunta: “¿Y qué es la verdad?” (Jn.18,38), que usaste para evadirte, cínicamente, de la Verdad?… Pues bien, Poncio, no me dejaste responderte entonces, pero he querido hacerlo ahora: “Yo Soy la Verdad” (Jn.14,6), la única verdad auténtica y posible; la única verdad que hace libre al hombre, en la libertad de los hijos de Dios, por eso, “Yo Soy el Camino” (Jn.14,6); y la única verdad que trasciende y que salva, por eso, “Yo Soy, también, la Resurrección y la Vida” (Jn.11,25), “nadie va al Padre si no es por Mí” (Jn.14,6), pues “Yo Soy”… “El que era, el que es y el que viene” (Ap.1,8). “Y he testimoniado la Verdad, de palabra y de obra, con mi vida y con mi Sangre.

Ahora “todo está cumplido” (Jn.19,30), pero me queda una cosa por hacer: Tú, Poncio, intentaste salvar mi vida terrenal de la muerte temporal, Yo quiero salvar tu alma inmortal de la muerte eterna. Me dijiste que tenías “el poder de salvarme y de condenarme” (Jn.9,10); no, Poncio, el único que tiene ese poder es mi Padre del Cielo y siempre elige salvar; por eso fui enviado a vosotros como “Mesías”… o como “Cristo” si prefieres; y, por eso, hoy vengo a ti, pero en sueños, pues no eres digno de verme resucitado. En verdad, en verdad te digo hoy, Poncio, que lo único que realmente está en tu mano es la libertad de elegir el bien y salvarte o de elegir el mal y condenarte (cf. Deut.30,19-20); si, Poncio, tal es el poder que te ha otorgado mi Padre, a ti y a todo el género humano. Y Yo Soy” ese Bien, el sumo Bien, que has de elegir, puesYo Soy el Camino, la Verdad y la Vida(Jn.14,6) y espero tu elección para salvarte. En verdad, en verdad te digo hoy, Poncio, que, aunque aquella vez dejaste que me arrebataran de tus manos, como Herodes se dejó arrebatar a Juan, de las suyas, si tú te abandonas en las mías, nada ni nadie te podrá arrebatar jamás”… Y, entonces, Pilato despertó.

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No sabemos a ciencia cierta cuál fue su decisión final. Actualmente, Poncio Pilato es reconocido santo por las Iglesias etíope y copta, que celebran su fiesta el 25 de Junio; ésta última, en pareja con Claudia Prócula, su esposa, igualmente reconocida santa. La Iglesia Católica, no les reconoce como tales, pero sí reconoce, en cambio, al centurión Cayo Casio Longinos, el hombre de la lanza, como santo, celebrando su memoria el 15 de Marzo.

En cariñosa gratitud y recuerdo a mi querido padre.

P. Juan José Cepedano Flórez CMM.

En León,  a 12 de Febrero de 2019.

Imágenes tomadas de Internet.



Proceso de formación inicial

a.- Candidatado (Aspirantado): Animamos a los directores vocacionales a intensificar sus contactos con los aspirantes y sus familias y parroquias mucho antes de que los candidatos vengan a vivir con nosotros durante su período de candidatado. Parte del candidatado incluye los estudios filosóficos y religiosos o profesionales. Hasta donde sea posible, las familias de los candidatos deberán pagar o contribuir a los estudios y mantenimiento de los candidatos. Durante las vacaciones debería animarse a los candidatos a coger un empleo de cara a ocuparse de sus necesidades y aprender a responsabilizarse de sus vidas.

b.- Postulantado: Al final del candidatado y de los estudios filosóficos o religiosos, los candidatos hacen un extenso período de postulantado como preparación para el noviciado. Se recomienda que los últimos tres meses del postulantado sean hechos por todos los postulantes juntos en Mariannhill antes de su Noviciado común, de forma que dispongan de tiempo suficiente para conocerse mutuamente.

c.- Noviciado: Habrá un Noviciado común en Mariannhill desde el 2 de Febrero -de ese año- hasta Febrero del año siguiente. Al final del Noviciado los novicios harán sus primeros votos y el Gobierno General los asignará a diferentes centros de formación de la Congregación para los estudios teológicos y profesionales.

d.- Posnoviciado (Juniorado): Si un miembro recién profeso recibe el primer destino fuera de su provincia, deberá ser transferido a esa provincia durante el tiempo que duren sus estudios. El será miembro de pleno derecho de esa provincia con todos los derechos y deberes. Siempre existirá para el miembro la posibilidad de permanecer en esa provincia durante los cinco años siguientes a su ordenación.

Adopta un paquete de ropa para enviarlo a países de Misión

Según temporadas, solemos recibir como donativo a las misiones, todo tipo de ropa, en buenas condiciones o a estrenar; muchas veces es ropa para bebés y niños pequeños, muy apreciada allí donde tienen un índice de natalidad tan alto y en nuestros orfanatos. También nos han llegado, a veces, uniformes escolares y de trabajo, muchos de ellos sin estrenar, sobrantes de alguna empresa que se acordó de nosotros o trajes de primera comunión y alguno de novia.

¡Es una alegría tener para dar! Esta ropa se agrupa en lotes de 10 kgs. y se envuelve en paquetes de tela y rafia, cosidos a mano -para evitar que nadie los abra y se quede con algo-, para ser enviados a nuestras misiones en grupos de 8, 10 ó 12 paquetes certificados. ¡Hasta la fecha han llegado siempre todos y en buenas condiciones!

El problema viene cuando vemos el dinero disponible para enviarlos a Misiones, pues cada paquete suele valer unos 50,00 euros, lo que limita mucho la posibilidad de hacer nuevos envíos hasta disponer del dinero para ello.

Por ello, recurrimos a vosotros y os pedimos: ¡Adopta un paquete de ropa para enviarlo a Misión! Muchos te lo agradecerán y orarán por ti desde allí. ¡Te esperamos!

Becas de estudio para formar  futuros misioneros de Mariannhill

A finales del año 1893 el Abad Francisco escribía a sus amigos y bienhechores:

“Si el aumento de postulantes sigue produciéndose con la misma rapidez, el próximo año tendremos 100 hombres. Cuando veo todos los que cada día se sientan a la mesa, me entra el miedo en el cuerpo y me asalta la preocupación: ¿De dónde sacaremos pan para tantos y cómo les vamos a vestir? Pero, por otra parte, al contemplar tantos hombres valientes, entregados y sacrificados, me lleno de alegría y consuelo, pues ellos son mi riqueza…

Nos vemos de nuevo impulsados a dar gracias a Dios por haber bendecido tan generosamente nuestros trabajos y a rezar por nuestros bienhechores, que con sus donativos, siempre bienvenidos, han hecho posible nuestro éxito”.

Lo que el Abad Francisco experimentó hace más de cien años lo seguimos viviendo los que hoy somos sus hijos: el miedo ante todo lo que conlleva la formación de futuros Misioneros de Mariannhill. Por otra parte, ellos son el futuro y la riqueza de nuestra Congregación. Así pues, confiados en el cuidado providente de Dios y en el apoyo de los que hoy sois los bienhechores de Mariannhill, seguimos adelante.

Los aspirantes a futuros Misioneros de Mariannhill empezarán siempre con el preceptivo Postulantado. Cuando hagan los primeros votos, unos irán a estudiar filosofía/teología para ser Sacerdotes de Mariannhill; otros irán a diferentes escuelas profesionales o centros de formación diversa para ser Hermanos de Mariannhill. Todo un proceso formativo que ronda los diez años de duración.

Como veis, el aumento de Hermanos y Padres Misioneros de Mariannhill, depende en gran medida de vuestras ayudas y, por ello, os invitamos a seguir haciendo el bien apoyando, mediante Becas de Estudios o Donativos para la Formación,la formación de las nuevas generaciones de Misioneros de Mariannhill.

Centro Misionero de Mariannhill en Bosa/Bogotá (Colombia)

Un proyecto ilusionante

Los lectores de esta revista misionera saben de los comienzos de la presencia de Mariannhill en Colombia; empezando primero en el Vicariato de Trinidad, concretamente en Montañas del Totumo [Paz de Ariporo/Casanare], y más recientemente en una de las grandes barriadas del distrito de Bosa, en la periferia de Bogotá, perteneciente a la Diócesis de Soacha.

En dicha barriada se nos ha encomendado una parroquia, donde llevamos trabajando poco más de un año. Allí queremos dar cuerpo a un proyecto ilusionante: levantar un Centro Misionero que sirva para acoger durante el día a los ancianos, dar protección y educación a los niños, realizar actividades con los afrocolombianos; todos ellos afectados por el conflicto civil del país.

El Centro servirá también como residencia para la comunidad de Mariannhill, que atiende dicha parroquia, así como para la formación de futuros misioneros.

El Centro servirá también como residencia para la comunidad de Mariannhill, que atiende dicha parroquia, así como para la formación de futuros misioneros.

Una situación inquietante

El distrito de Bosa se encuentra en la periferia de Bogotá y pertenece a la Diócesis de Soacha. Esta ciudad se encuentra, de hecho, unida a la capital colombiana. Bogotá es la ciudad que tiene el nivel más alto de crecimiento demográfico en toda Latinoamérica. Se calcula que unas 200.000 personas llegan a instalarse en la ciudad cada año. Ello se debe a la situación política y de guerra por la que está pasando el país.

Los desplazados encuentran en las periferias de Bogotá un lugar donde asentarse y el Gobierno mismo asienta en ellas a muchos desmovilizados. Tanta y tan frecuente es la afluencia de estos grupos, que el mismo Gobierno no tiene ni planes ni fondos para preparar aquellas infraestructuras, que vengan a atender o paliar las necesidades básicas de alojamiento, educación y salud. Esto crea con frecuencia situaciones caóticas, que devienen en caldo de cultivo para toda clase de problemas, siendo la violencia y la corrupción los principales.

Una tarea a realizar

En el área de la parroquia viven más de 100.000 personas y el Gobierno sigue construyendo casas sociales muy sencillas para ir instalando en ellas a más desplazados o desmovilizados. La población está compuesta, en su mayor parte, por esta clase de gente. Esta gente no solamente tiene muchos problemas y necesidades sino que, a veces, crean problemas  de convivencia en las comunidades donde se alojan o se les instala. Al margen de la labor pastoral que los Misioneros de Mariannhill debemos realizar a través del cauce de la parroquia encomendada, deseamos poder colaborar a fin de mejorar el nivel de vida de la gente con la que vivimos.

Pedimos a los líderes locales que nos ayudaran a identificar aquellas áreas más necesitadas de nuestro servicio, y que, dadas nuestras posibilidades de personal y los terrenos que ahora contamos, pudiéramos atender. De estas conversaciones salieron identificados tres grupos de personas muy vulnerables y que necesitan urgente atención: los ancianos, los niños y adolescentes, los afrocolombianos.

Un apoyo a los ancianos

Entre los desplazados se encuentran muchos ancianos, que han tenido que dejar sus pueblos. Al no haber en la zona lugares seguros de esparcimiento, estos ancianos se ven obligados a permanecer en sus casas las 24 horas del día. Muchos de ellos viven aún aterrorizados y cualquier extraño o desconocido se les presenta como un posible enemigo. Para ellos está pensado el Centro, donde puedan pasar el día y socializar, conviviendo con otros y sintiéndose acogidos y seguros.

Una ayuda para los niños y adolecentes

Entre los desplazados hay muchos niños y adolescentes, huérfanos o de familias monoparentales. No siempre reciben la protección adecuada y son dejados en la calle cuando sus tutores van al trabajo. Estos niños y adolescentes vienen entonces a ser presa de las mafias, que buscan gente para engrosar sus filas, obligándolos a trabajar como sicarios o destinándolos a la prostitución y al chantaje. Como dato de referencia tenemos que, en un centro de salud en la zona, hay registradas 400 mujeres embarazadas y más de la mitad son menores de edad. Para ellos también está pensado el Centro, donde puedan acudir y estar seguros hasta que sus tutores regresen del trabajo y, mientras tanto, puedan recibir apoyo escolar y un suplemento a su alimentación.

Una esperanza para los afrocolombianos

El fenómeno del desplazamiento abarca enormes zonas del país y a toda clase de gente, pero se ceba de una manera más dura con los grupos indígenas y con los campesinos. Éstos son en su mayoría afrocolombianos. Además de los problemas que se les presentan como a todo desplazado, ellos se ven arrancados de sus tierras, pero también de su ambiente cultural. En la ciudad se encuentran más aislados y no siempre aceptados. Para ellos también está pensado el Centro, donde se encuentren entre si y puedan proteger, cultivar y vivir sus valores culturales.

Modalidades de pertenencia a la Congregación

A.- El sacerdote misionero: «El sacerdote misionero de Mariannhill es un hombre que ha respondido simultáneamente a tres llamadas:

1) La llamada a la vida religiosa en la Congregación Misionera de Mariannhill (CMM).

2) La llamada a proclamar como misionero la Buena Nueva de Cristo a todos aquellos que no tienen todavía la experiencia de Cristo como su Salvador.

3) La llamada a hacer todo esto como sacerdote.

En virtud de su ordenación al sacerdocio, el sacerdote misionero de Mariannhill está preparado para atender las necesidades espirituales de todos los fieles. Él proclama la Buena Noticia de Jesucristo, preside la celebración de la Eucaristía y administra los otros sacramentos de la Iglesia de acuerdo con su oficio. El entrenamiento especializado le cualifica para servir en muchos otros ministerios también. Puede involucrarse en educación y formación, en dirección espiritual, en consejo, en retiros, en el ministerio de los enfermos, los presos o los discapacitados; puede involucrarse en el apostolado de la prensa o en cualquier forma de trabajo apostólico que sea necesario en la Iglesia.»

B.- El hermano misionero: «El hermano misionero de Mariannhill es un ejemplo de hombre dedicado a la comunidad, el compromiso, la oración y el servicio. –La figura del hermano- viene de la tradición de los monjes trapenses y, aunque ahora es muy activo, asomado al mundo, retiene todavía el lema “Ora et Labora”: oración y trabajo. El hermano misionero de Mariannhill elige vivir su compromiso con Cristo en una comunidad orante de hombres con votos religiosos, comprometido en el servicio a la humanidad, de acuerdo con sus habilidades, talentos y aptitudes. En una palabra, el hermano es una persona que vive una vida sencilla centrada en el Evangelio en una comunidad célibe.

La llamada a servir a Dios como hermano misionero de Mariannhill requiere una decisión a cuatro niveles:

1) Debe haber un deseo de profundizar la propia vida espiritual y la creencia de que esto puede realizarse más fácilmente en comunidad que por uno mismo.

2) El sujeto debería tener la personalidad capaz de relacionarse fácilmente con otros y una disposición a aceptar la idiosincrasia de los demás.

3) El candidato debería tener, a un tiempo, el interés y la habilidad para realizar el trabajo de la comunidad de Mariannhill.

4) La llamada a la hermandad religiosa requiere una decisión de celibato.».

C.- El asociado o familiar en comunidad: El asociado misionero de Mariannhill en comunidad o “familiar en comunidad”, como comúnmente se le conoce, es aquella persona que, tras haber pasado un período de Postulantado y habiendo aceptado vivir, bajo promesa, los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia en el marco de un compromiso de vida decididamente cristiano, “elige vivir su compromiso con Cristo en una comunidad orante de hombres con votos religiosos, comprometido en el servicio a la humanidad y ayudando a la Congregación personalmente, con su oración y trabajo -y sus talentos, aptitudes y habilidades- allí donde se le necesite, y materialmente, con una parte de su sueldo si está en activo o de su pensión si está jubilado, y teniendo expresamente en cuenta a la Congregación en su testamento.  

Perfil del aspirante a misionero de Mariannhill

A.- Búsqueda sincera de la voluntad de Dios y anhelo explícito de seguir a Jesús.

B.- Amor por las Misiones y un cierto espíritu de aventura.

C.- Docilidad al Espíritu Santo: lo que implica dejarse formar, educar.

D.- Búsqueda constante de la madurez en la fe: lo que se traduce en la capacidad para adquirir y mantener compromisos y responsabilidades.

E.- Práctica activa de su fe: vida sacramental y de Iglesia -Eucaristía, oración, servicio-.

F.- Capacidad y madurez para vivir en comunidad y trabajar en equipo (y si llegara el caso, también en soledad): buenas relaciones entre iguales (espíritu de concordia y de diálogo, sano equilibrio entre autonomía y dependencia), optimismo y alegría (o, al menos, un sano equilibrio entre pesimismo y optimismo, pues los pesimistas y melancólicos no valen para misioneros), paciencia y fortaleza para soportar la soledad, el cansancio y el trabajo infructuoso –tenacidad-.

G.- Plena inserción en su propia cultura: adaptado al entorno y con los pies en el suelo, con conocimiento y aceptación de su propia historia y normalidad en la relación afectiva con la mujer.

H.- Capacidad de apertura a otras culturas: aprendizaje de otros idiomas y costumbres, siendo respetuoso con ellas –inculturación-.

I.- Obediencia al Magisterio de la Iglesia y a las directrices de nuestra Congregación.

J.- Sensibilidad social: una opción fundamental por los pobres, que no excluye el estar abierto a todos –“mejores casas, campos, corazones”-.

K.- Capacidad de iniciativa: lo que implica el desarrollo de una conciencia crítica y de la creatividad.

L.- Estudios finalizados y documentos civiles (y/o militares) en regla: Los estudios deberán ser, al menos, de grado medio (antiguo graduado escolar o equivalente) si el aspirante quiere ser hermano, y de COU (equivalente o superior) si el aspirante lo es al sacerdocio en nuestra Congregación.

CMM asesinados

Varios números de las Constituciones hablan del misterio de la cruz de Cristo y de nuestra participación en ese misterio.

- Tenemos que "no avergonzarnos de la locura de la cruz" (cf. n º 108);

- No hay que olvidar que "estamos siguiendo a Cristo crucificado y debemos proclamar el mensaje de la cruz" (cf. n º 113);

- Hay que recordar que “es parte del seguimiento de Cristo el llevar la cruz de cada día” (cf. n º 244).

Algunos de nuestros hermanos tenían una profunda participación en este misterio de la cruz de Cristo, sobre todo, aquellos que dejaron sus vidas violentamente en el servicio misionero de la Congregación y de la Iglesia, pues no queremos olvidar aquí a todos aquellos que pertenecen a la familia más amplia de Mariannhill y que murieron de forma violenta.

Por parte de los misioneros de Mariannhill:

-Hno. Andrew Wachter CMM, que fue asesinado el 22 de noviembre de 1927, en Mariazell (Sudáfrica).

-Mons. Adolfo Gregor Schmitt CMM, que fue asesinado el 5 de diciembre de 1976, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-P. Possenti Anton Weggartner CMM, que fue asesinado el 5 de diciembre de 1976, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-Hno. Karl Kroner CMM, que fue asesinado el 9 de enero de 1978,en Mariannhill (África del Sur).

-Hno. Peter Edmund Geyermann CMM, que fue asesinado el 2 de junio de 1978, en Embakwe Mission (Zimbabwe).

-Hno. Andreas Georg von Arx CMM, que fue asesinado el 2 de junio de 1978, en Embakwe Mission (Zimbabwe).

-P. Edmar Georg Sommerreisser CMM, que fue asesinado el 25 de abril de 1981, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-Hno. Matthias Sutterlüty CMM, que fue asesinado el 10 de noviembre de 1983, en Embakwe Mission (Zimbabwe).

-Hno.  Kilian Valentin Knörl CMM, que fue asesinado el 19 de abril de 1988,en Empandeni Mission (Zimbabwe).

-P. Hubert Hofmans CMM, que fue asesinado el 23 de noviembre de 2001, en Lae (Papúa-Nueva Guinea).

Todos estos Hermanos nuestros, son un recordatorio permanente de aquellas palabras de Jesús: "¿Recordáis lo que os dije: No es el siervo más que su señor"? Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros... El mundo os hará sufrir, pero sed valientes, Yo he vencido al mundo" (Jn.15,20-16, 33).

Por parte de la familia Mariannhill:

-Hna. Francis Elisabeth Van den Berg CPS, que fue asesinada el 5 de diciembre de 1976, en Regina Mundi Mission (Zimbabwe).

-Dra. Hanna Decker, misionera laica, que fue asesinada el 9 de agosto de 1977, en St. Paul’s Mission (Zimbabwe).

-Hna. Ferdinanda Anna Ploner CPS, que fue asesinada el 9 de agosto de 1977, en St. Paul’s Mission (Zimbabwe).

-Hna. Maria de Lourdes Gonçalves Granado CPS, que fue asesinada el 5 de mayo de 1981, en Namaacha Mission (Mozambique).

-Hna. Mary Paule Tacke CPS, que fue asesinada el 16 de Junio de 2014 en Tyara-Libode (Sudáfrica).

San Francisco Javier

Nacido en España, en el año 1506. Cuando estudiaba en París, se unió a San Ignacio de Loyola y fue ordenado sacerdote en Roma, en 1537.

Con gran entusiasmo misionero, fue a Asia, donde entró en contacto, en la India, Indonesia y Japón, con otras culturas y religiones (hinduismo, budismo, sintoísmo e Islam) y, en el cumplimiento de sus tareas misioneras, descubrió que es esencial, para poder transmitir el cristianismo, aprender la lengua y la cultura de las personas a quienes somos enviados (inculturación del Evangelio y de las tareas misioneras).

Murió en el año 1552, en la isla china de Shangchwan, a las puertas del Imperio Chino, que él consideraba como un territorio clave para introducir el cristianismo en Asia. Fue canonizado y proclamado "Patrono de las Misiones" en 1622.

Como misioneros, él es nuestro Patrón; y nos recuerda que tenemos que seguir trabajando para que venga el Reino de Dios.

La celebración de la fiesta de San Francisco Javier no es algo nuevo en nuestra congregación. El Abad Francisco, en sus escritos, hace algunas referencias a San Francisco Javier y a su trabajo como misionero.

Sta. Teresa de Lisieux

Santa Teresa del Niño Jesús nació en Alençon, en Francia, en el año 1873. Siendo aún joven, entró en el monasterio carmelita de Lisieux y practicó las virtudes de la humildad, la sencillez evangélica y una firme confianza en Dios. Con sus palabras y su ejemplo enseñó a las novicias que tenía a su cargo.

Ofreciendo su vida por la salvación de las almas y para la difusión de la fe en las misiones, murió el 30 de septiembre de 1897. El Papa Pío XI la canonizó en 1925 y en 1928 fue declarada Patrona Universal de las Misiones.

Como misioneros, ella es nuestra Patrona; y nos recuerda que el trabajo misionero es, sobre todo, la obra de Dios.

La celebración de esta fiesta en nuestra congregación no es algo nuevo. Si nosotros, como misioneros activos, miramos hacia Santa Teresita, una monja contemplativa, como nuestra Patrona, es principalmente por dos razones:

1.-Somos misioneros de profesión. Ser misioneros no depende de nuestra era, del lugar donde vivimos y trabajamos, del tipo de trabajo que hacemos, de los estudios que hemos realizado,, de las capacidades o habilidades, de la salud o de la falta de ella.

El nº 105 de nuestras Constituciones dice: "Incluso si los miembros de la Congregación tienen diferentes tareas y servicios, que vivan su vocación misionera mediante la cooperación en el cumplimiento del mandato de la Congregación".

En su autobiografía, Santa Teresita escribe: "Me hubiera gustado ser misionero desde la creación del mundo y seguir siéndolo hasta el final de los tiempos".

2.-El amor es el núcleo de nuestra misión. Siempre hemos de ser conscientes, tanto de uno como de la otra, a fin de no olvidar para quién estamos trabajando y qué papel ha de jugar el amor en nuestro trabajo.

El nº 237 de nuestras Constituciones dice: "Como misioneros, sabemos que estamos llamados y enviados por Jesucristo. De ahí que nuestro servicio misionero conjunto debe provenir de una unión íntima con Él. Entonces podemos esperar que este servicio sea fructífero".

En su autobiografía, Santa Teresita escribe: "El amor es, de hecho, la vocación que incluye a todas las demás... He encontrado mi vocación: mi vocación es el amor".

Natividad de María

Tradicionalmente, la Congregación de los Misioneros de Mariannhill venía celebrando a la Santísima Virgen María, bajo su advocación de Nuestra Señora de las Candelas, como su Patrona, el mismo día de su fiesta fundacional, la solemnidad de la Presentación del Señor, el día 2 de Febrero.

De cara a la aprobación de nuestro calendario propio, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dictaminó que se separara la solemnidad del 2 de Febrero, fiesta fundacional de la Congregación, plenamente cristocéntrica, de la celebración de la Patrona de Mariannhill, de carácter mariano, por lo que se decidió que la nueva fecha para celebrar a nuestra Patrona fuera el 8 de Septiembre, fiesta de la Natividad de María, de profundo sentido para la Congragación, pues muchos hemos renovado votos y hecho profesión perpetua en ese día; celebrándose por vez primera, la nueva fiesta, en el año 2012.

En la imagen, una alegoría de la devoción del Abad Francisco Pfanner por la Virgen María, en la recién estrenada fiesta de la Patrona de Mariannhill, en el día de La Natividad de la Santísima Virgen María, la Virgen Niña.

San Joaquín

Al ser el día 26 de Julio la memoria de los esposos San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen María, y como nuestra Congregación celebrase únicamente a Santa Ana, como nuestra Co-Patrona, en dicha fecha, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dictaminó que se diera la posibilidad de celebrar, también, a San Joaquín, de manera opcional, al día siguiente.

Santa Ana

Siguiendo una tradición muy antigua, que se remonta a los inicios de Mariannhill, nuestra Congregación celebra hoy la fiesta de Santa Ana, la madre de la Virgen María.

Sobre la arcada de entrada al Monasterio de Mariannhill, en Sudáfrica, admiramos la escultura de Santa Ana, enseñando a su hija, María, realizada en terracota. Debajo está escrito:Mariae Annae Collis Patronae Illustrissimae O.P.N.” (es decir, “ruega por nosotros”; en latín: “Ora Pro Novis”).

El Abad Francisco Pfanner explicaba por qué, llamó “Mariannhill” al Monasterio, en 1882, y por qué María y Ana fueron elegidas como sus santas patronas, diciendo: "En las últimas semanas, a menudo me veía acuciado por la pregunta: “¿Cómo debería llamarse el nuevo monasterio?” No estaba dispuesto a comprometerme en una larga discusión; finalmente, hoy he roto el silencio y he puesto por escrito: “Mariannhill es su nombre”.

Todos nuestros monasterios deben estar dedicados al honor de “María”. Santa “Ana”, a quien tenemos en gran estima, es nuestra querida abuela, y añadimos "colina", porque el monasterio se construirá en una colina notable, desde donde se divisan todas nuestras propiedades, el barrio que la rodea y hasta el Océano Índico. Esperemos que de este Mariannhill salga algo excelente".

Nuestro Fundador era un hombre muy práctico. Consideraba Mariannhill como una casa, un lugar para trabajar y como centro desde donde se debe extender Evangelio.

Muchas de nuestras casas y capillas están dedicadas a Santa Ana. Nuestra novena perpetua se reza cada día en su honor, para nuestra congregación, nuestras misiones y nuestros benefactores. El apostolado de las madres y las mujeres están bajo su protección y llevan su nombre: “Mujeres de Santa Ana”.

San Benito Abad

San Benito nació en Nursia, en Umbría (Italia), en torno al año 480. Tras estudiar en Roma, llevó una vida eremítica en el monte Subiaco¸ donde se le juntaron varios discípulos. Se trasladó, después, a Monte Cassino, donde fundó el famoso monasterio y escribió su Regla, recibiendo, por ello, el título de “Padre del monacato occidental”. Murió el 21 de marzo de 547.

San Benito y sus monjes evangelizaron Europa, haciendo de sus monasterios centros de culto, cultura y agricultura. Sus granjas, escuelas e iglesias se convirtieron en los pilares sobre los que surgió una nueva sociedad cristiana, tras la caída del Imperio Romano.

Nosotros, los Misioneros de Mariannhill, reconocemos a San Benito como modelo de misionero. Por ello, tratamos de poner en práctica, en nuestro enfoque dela misión, la forma holística de la evangelización, que ha sido resumido para nosotros, por el P. Bernard Huss CMM, como “Mejores campos, casas (hogares), corazones".

Al mismo tiempo, San Benito es nuestro modelo de vida religiosa. Muchos elementos de su Regla están consagrados en nuestras Constituciones; por ejemplo: “Estamos en el mundo, pero no somos del mundo”; aprender a escuchar ya vivir en la presencia de Dios; autoexamen ante Dios; conversión; paciencia y perseverancia; hospitalidad, uso responsable de las cosas materiales... Todos estos elementos pueden ayudarnos a construir nuestra espiritualidad específica como Misioneros de Mariannhill.

El 'Ora et Labora' de San Benito nos llama a ser contemplativos en la acción.

En sus escritos, el Abad Francisco tiene bastantes pensamientos sobre la importancia de San Benito, especialmente,de cara a ser un religioso que trabaja como misionero.

Preciosa Sangre

Es una espiritualidad en el sufrimiento y el gozo del misterio pascual, de la cruz y la resurección , de la Preciosa Sangre y el Amor Redentor, de la angustia del mundo y la preparación para la misión.

Con nuestro nombre, el nombre de la Preciosa Sangre, el Abad Francisco confirió sobre nosotras nuestro mandato misionero. El patrón del misterio pascual, el plan redentor de Dios para el mundo está escrito en nuestras historias personales, en la historia de la Congregación y es nuestra urgencia para la misión".

En este día, celebramos, junto a nuestras Hermanas Misioneras de la Preciosa Sangre, con alegría y amor agradecidos, en honor de Jesucristo, que nos redimió con su Preciosa Sangre, la fiesta titular de su Congregación.

Las hermanas dicen: “El momento originario de nuestro carisma nació de una experiencia. El Abad Francisco contempló el misterio de Dios revelado a él. Con este misterio pudo discernir quién era y lo que el plan de Dios era para él; lo que las hermanas estaban llamadas a ser, lo que el plan de Dios era para ellas". Nuestro carisma, con base en su experiencia, nos da nuestra identidad como Hermanas misioneras de la Preciosa Sangre.

El espíritu y el patrimonio de nuestro fundador nos fueron transmitidos, por escrito, por la Madre Paula Edmunds CPS (en la foto).

Sdo.  Corazón  de Jesús

Nuestra especial devoción al Sagrado Corazón de Jesús se remonta a los días de nuestro fundador. En 1888 se rezó una novena al Sagrado Corazón pidiendo la restauración de la buena salud del Abad Francisco. En 1892, Mariannhill y todas sus estaciones misioneras fueron consagrados al Sagrado Corazón.

Durante la Primera Guerra Mundial, cuando se puso en peligro el monasterio, se hizo un voto especial al Sagrado Corazón de construir un santuario si preservaba al monasterio y sus habitantes de sorpresas desagradables, incluso de la destrucción. Hasta el día de hoy, el Monasterio y la Diócesis de Mariannhill recuerdan este voto mediante la observación de la adoración sacramental en el mes de junio.

Un corazón significa vida. Confesamos que Cristo no sólo tenía un corazón, Él es nuestro Corazón. El amor y la misericordia del Corazón son universales y eternos; así que nadie está excluido de su amor y misericordia. Por ello, ponemos nuestra fe y confianza en Él.

El Abad Francisco dejó escrito sobre el Sagrado Corazón: "No hay otro corazón que se nos dé, en quien podamos ser salvos, que el Sagrado Corazón de Jesús. Por tanto, nuestra actitud hacia Él es muy importante".

Abad Francisco Pfanner

En el nº. 248 de nuestras Constituciones se dice: "Veneramos al fundador de Mariannhill y gran pionero de la misión, Abad Francisco Pfanner... especialmente en el aniversario de su muerte, el 24 de mayo".

El entonces Prior del monasterio de MariaStern, en Bosnia, P. Francisco Pfanner,tenía 55 años cuando él se ofreció como voluntario para ir a Sudáfrica, para fundar la obra misionera. "Si nadie va, yo iré".

Tras el fracaso en Dunbrody, se trasladó con sus monjes a Natal y allí construyó un monasterio en una colina, dedicado a María y a Ana, y le llamó, por tanto, Mariannhill. Todo comenzó el 26 de diciembre de 1882.

En 1885 se convirtió en su primer abad. En el momento de su muerte, la Misión del Monasterio de Mariannhill se había extendido por todo Natal e incluso en el Cabo Oriental.

En 20 años se fundaron 28 estaciones de misión. Guiados por el lema benedictino "Ora et Labora", junto a los casi 300 monjes y la ayuda inestimable de las Hermanas Misioneras de la Preciosa Sangre, que él fundó, el Abad Francisco trabajó incansablemente para poner en práctica una red de evangelizadores.

Conmemoración de la muerte del Siervo de Dios, Abad Francisco Pfanner. Fundador de Mariannhill

Sus esfuerzos fueron, posteriormente, puestos bajo un lema, por el P.Bernard Huss: "Mejores campos, mejores casas, mejores corazones".

Aunque inmerso en una actividad tan misionera, el Abad Francisco siempre confió en la providencia de Dios. Convencido del valor inestimable de la Preciosa Sangre de Cristo y movido por el Espíritu Santo, logró unir la contemplación y la acción.

Su aceptación de la voluntad de Dios en su vida se revela en su actitud hacia las personas que lo malinterpretaron y en la enfermedad. Una vez puesta la mano en el arado, perseveró hasta el final. Él puso todas sus estaciones misioneras, bajo la protección de la Santísima Virgen María.

Al amanecer el 24 de mayo de 1909,murió en la pequeña estación misionera de Emaús. Él escribió: "¡Mira el cielo y alégrate! Sí, alégrate, pues estarás delante de Dios y lo verás. ¡Velemos y oremos por el Reino de los Cielos, luchemos y suframos con alegría, coraje y perseverancia hasta el final!".

El Abad Francisco nació el 21 de septiembre 1825, en Langen (Austria). Mientras estudiaba en la universidad, sintió la llamada al sacerdocio. El 28 de julio 1850 fue ordenado sacerdote. Después de servir como párroco y capellán de un convento, entró el 9 de septiembre 1863, en el monasterio trapense de Maria Wald (Alemania). El 21 de junio 1869 fundó en Bosnia el monasterio trapense de Maria Stern. Su causa de beatificación se abrió en 1964 y fue revitalizada en 2004.

En la conmemoración de la muerte de nuestro fundador, damos gracias a Dios y a la Iglesia por habernos dado un misionero tan celoso. Nosotros tratamos de seguir sus pasos y lo consideramos como intercesor por nosotros ante Dios.

San José

Cuando el Abad Francisco emprendió la tarea misionera en Mariannhill, tenía cuatro preocupaciones principales:

1.- la evangelización del pueblo Zulú,

2.- la recogida de todo el material necesario y los medios financieros,

3.- la formación de buenos religiosos,

4.- así como la orientación de todos hacia Dios.

Con el fin de obtener ayuda para ellos, el Abad Francisco buscó un poderoso protector y lo encontró en la persona de San José.

San José se convirtió, para el Abad Francisco, en el agente de todos los medios materiales y financieros que eran necesarios para las iniciativas sobre el desarrollo social y la promoción humana en Mariannhill, tanto para construcción de edificios: iglesias, conventos, hospitales, escuelas, talleres, establos, etc., como para empresas agrícolas, ya que San José era, como él dice, “el que alimentaba, vestía y albergaba al Niño Jesús en Nazaret”.

El Abad Francisco también escogió a San José como patrono de la buena formación de los monjes y las hermanas, porque San José era, como él dice, “el que educó al Niño Jesús con el ejemplo de una vida santa, humilde y silenciosa”.

P. Engelmar Unzeitig

Había llegado allí, como prisionero a mediados de 1941 y, durante los casi cuatro años que estuvo confinado en ese lugar, no dejó, por ello, de ser misionero. Era, por fuera, un habitante más de aquella ciudad de muerte, identificado con el número 26.147; pero, por dentro, guardaba a un fiel religioso, a un celoso sacerdote, a un valiente misionero y a todo un gigante de la caridad cristiana.

El testimonio de su vida y de su oración, su afabilidad y paciencia, la fidelidad a su consagración religiosa, su prudencia al hablar y su sabiduría al callar, su generosidad a la hora de compartir lo que tenía y su coraje para mendigar en favor de los más necesitados, dieron una eficacia insospechada a su presencia en el Campo.

Terminó sus días en coherencia con la que había sido la tónica de su existencia, ofreciéndose como voluntario para atender a los enfermos, víctimas de una epidemia de tifus. En pocas semanas, contrajo él mismo la enfermedad y, amaneciendo el 2 de marzo de 1945, moría de tifus el que a tantos moribundos había ayudado a bien morir.

Salió de este mundo como había vivido en él: “Con el corazón en la mano”.Le llamaban “el Ángel de Dachau”, porque así se comportó en medio de aquel infierno. Había dejado escrito: "El amor multiplica las fuerzas, inventa cosas, da libertad interior y alegría… El bien es inmortal y la victoria debe ser de Dios".

El P. Engelmar había nacido el 1 de marzo de 1911 en Greifendorf, hoy República Checa. Queriendo ser misionero, ingresó en 1934 en el noviciado de Mariannhill en Holanda. Después de realizar los estudios de filosofía y teología en Würzburg (Alemania), fue ordenado sacerdote el 6 de agosto de 1939. Sus cenizas, que salieron providencialmente del Campo de Concentración, reposan en la iglesia de Mariannhill en Würzburg. Desde el 26 de julio de 1991 está abierta su causa de beatificación.

La Presentación del Señor

La razón, entonces, de por qué nuestra Congregación ha elegido esta fiesta litúrgica como su fiesta principal se basa en un doble hecho: Cristo es la Luz que ilumina a todos los pueblos y María es la que les presenta esta Luz.

Nuestra identidad y carisma se basan en el misterio de esta fiesta. Con María, nosotros, Misioneros de Mariannhill, queremos seguir presentando a Cristo como la Luz que ilumina a todas las naciones.

En este día, recordamos, también, el aniversario de la separación del Monasterio de Mariannhill de la Orden Trapense y el comienzo de una Congregación misionera independiente. Esto sucedió en 1909.

Es costumbre que en este día todos renovemos nuestra consagración a Dios como Misioneros de Mariannhill, con el fin de mantener vivo nuestro primer amor a Cristo, a María, a la Iglesia y a la Congregación.

Y muchos más

Primer Centenario del Nacimiento del P. Engelmar Unzeitig CMM (1911-2011)

Primer Centenario de la Muerte del Abad Francisco Pfanner (1909-2009)

Primer Centenario del Nacimiento de la Congregación de los Misioneros de Mariannhill (1909-2009)

Los mártires de Zimbabwe

Beato Engelmar Unzeitig CMM (1911-1945), “Misionero de Misericordia”, “Mártir de la caridad” y “Ángel de Dachau”

P. Bernard Huss CMM (1876-1948): “Mejores campos, casas, corazones”

Hno. Nivard (Georg) Streicher (1854-1927), un “Genio con hábito”, el “Abad marrón de Mariannhill”