
21 Mar Iglesia e inmigración en Europa
A principios del año en curso el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa emitió un comunicado, en el que se analiza la respuesta que está dando la Iglesia Católica ante la crisis de los refugiados en Europa. Reproducimos la publicación de la noticia tal como apareció el pasado 15 de Enero del 2016 en el Semanario de información religiosa “Alfa y Omega”.
Una investigación, realizada recientemente entre las Conferencias Episcopales Europeas, revela que la Iglesia Católica en Europa está respondiendo positivamente, tanto a la hora de atender las necesidades urgentes de refugiados y migrantes, así como a la hora de secundar el llamamiento del Santo Padre de hospedar a los refugiados.
La asistencia, que viene ofreciendo la Iglesia Europea, a inmigrantes y refugiados incluye la atención inmediata a los más desamparados y, a la par, la puesta en marcha de acciones y proyectos a más largo plazo, que faciliten su integración en Europa.
Participaron en la investigación las Conferencias Episcopales de los siguientes países europeos: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Moldavia, Polonia, Portugal, Reino Unido, Suecia, Suiza, Turquía, Ucrania [Eparquía de Mukachevo].
La investigación, realizada en otoño del 2015 por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa [CCEE] y la Comisión Internacional Católica para las Migraciones [ICMC], pretendía hacerse una idea de la respuesta de la Iglesia a la actual crisis de los migrantes y refugiados en Europa, a fin de compartir pistas de posibles actuaciones concretas en el futuro.
Mientras que los resultados de la investigación muestran lo que la Iglesia, a través de sus numerosas estructuras, está realizando a la hora de afrontar las necesidades de migrantes y refugiados, en dicho estudio se subrayan los frecuentes llamamientos, que el Papa Francisco y los Obispos europeos han dirigido a la Comunidad Internacional, solicitando hacer todo lo posible para instaurar paz y estabilidad.
Entre las principales causas de la actual crisis de los refugiados hay que señalar a los conflictos bélicos. Sin una clara voluntad política, dirigida a alcanzar la paz así como a una mejor comprensión de la solidaridad y del desarrollo global, la crisis actual conduce inevitablemente a aumentar ulteriores tensiones, miedos y violencia.
La situación específica de cada país europeo demanda soluciones particulares, sostenibles para cada país, basadas en la solidaridad y en la responsabilidad. Siguiendo estos principios y colaborando con redes católicas y no católicas, la Iglesia se esfuerza por responder a esta crisis, que está golpeando de manera tan fuerte a la sociedad europea.
La investigación arroja resultados como los siguientes:
[1] Gracias a la larga y probada experiencia de compromiso de la Iglesia a la hora de ayudar a refugiados y migrantes, la Iglesia en Europa ha podido ofrecer su ayuda en relación a muchos aspectos de la crisis actual.
[2] Tras la invitación del Papa Francisco y vistas las necesidades urgentes de migrantes y refugiados, la Iglesia en Europa ha demostrado una gran inventiva a la hora de desarrollar nuevas modalidades para “acoger al extranjero”.
[3] La asistencia ofrecida por la Iglesia ha contribuido a profundizar en el respeto por la dignidad humana, a cambiar de actitud hacia quienes escapan para salvar la propia vida, a superar sentimientos de recelo y de miedo. El ejercicio de la misericordia se ha revelado como el más eficaz a la hora de dar respuesta a estas situaciones, en las que están implicadas personas con nombre propio y un rostro concreto.
[4] El compromiso de la Iglesia incluye la ayuda inmediata a quienes tienen mayor necesidad y diversas iniciativas a largo plazo que faciliten la integración.
[5] En la mayoría de los países europeos la Iglesia colabora con las autoridades civiles y lleva adelante su acción en colaboración con los Estados, cuya aportación específica se ha de orientar a mejorar y a desarrollar políticas, que contribuyan a la cohesión social y al desarrollo.
[6] Al tratar de responder y contribuir a resolver los problemas vinculados con el fenómeno de las migraciones globales, la Iglesia afronta numerosos desafíos, tales como la disponibilidad de reducidos recursos financieros, el crecimiento de una falta de solidaridad entre los Estados, la inadecuación de estrategias a nivel estatal, el aumento de comportamientos xenófobos y sentimientos de inseguridad.
[7] Los contactos entre la Iglesia de origen y las comunidades en la diáspora varían, a nivel de interacción y de objetivos que sirven a estos contactos. La presencia de sacerdotes, que provienen de los países de origen, se demuestra de gran ayuda para colmar las distancias y establecer el dialogo.
The Observer