
03 Mar Catequesis sobre la Misericordia en el Año Jubilar de la Misericordia: La Misericordia en la Sagrada Escritura: Antiguo Testamento (3ª parte):
TEMA 2.- LA DIVINA MISERICORDIA EN LA SAGRADA ESCRITURA [A.T.] (3/4)
2.- PROFETAS DE LA MISERICORDIA (y II):
2.3.- Oseas y el amor compasivo y apasionado del Dios esposo y padre:
El profeta Oseas aludirá repetidas veces a la experiencia histórica y fundante de Israel como pueblo del éxodo y del desierto, como clave para comprender el fundamento de la relación de Israel con YHWH, recordándola con un lenguaje vivo e imaginativo, de forma que cobre vida para sus oyentes (Os.2,16-17;9,10;11;12; 13,5), pues la bondad y la misericordia de Dios se entienden desde esa experiencia.
Así, en el capítulo 11, Oseas, que habla en primera persona, como si fuera Dios mismo quien hablara, explica cómo a pesar del rechazo de Israel, Dios lo amó como hijo suyo desde el principio, lo cuidó, lo curó, lo alimentó y lo unió a Él con lazos de amor y correas de cariño humano -imagen de la Ley, los mandamientos y la alianza, con los que Dios trataba de unirse y guiar a su pueblo-.
Pues bien, en el centro de ese capítulo 11, Dios explica lo mucho que ha hecho por Israel en el desierto, cuando lo sacó de Egipto, y habla de sus propios sentimientos para con Israel, tras haber denunciado su idolatría. Es uno de los textos cumbre de la teología de la Biblia:
“¿Cómo podría abandonarte, Efraim, soltarte, Israel? ¿Podría entregarte como a Admá, tratarte como a Seboyin? Mi corazón está perturbado, se conmueven mis entrañas. No actuaré en el ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraim. Porque Yo soy Dios y no hombre; santo en medio de vosotros, y no me dejo llevar por la ira” (Os.11,8-9). Son los sentimientos propios de la santidad de Dios: su compasión y misericordia. Él nos ha creado y por eso se conmueve y sufre por nosotros con un amor eterno y fiel. Es la compasión de Dios como sufrimiento de amor por su pueblo.
[1] Sevilla Jiménez, Cristóbal: “La divina misericordia en la Sagrada escritura”. PDF. Instituto teológico San Fulgencio. Murcia. 2013. Scripta Fulgentina. Año XXIII. Nº 45-46. Págs. 21-38.
[1] © Todas las imágenes de este artículo han sido tomadas de Internet.
– Nota: En este texto, el término hebreo “Nijam”, que significa “arrepentimiento”, es traducido por “entrañas” -lugar del cuerpo humano donde esto se siente- e incluso por “útero materno” -lugar donde nace la vida-, razón por la que algunos autores afirman que Oseas comienza hablando de Dios como padre y termina presentando a Dios como madre.
2.4.- Jeremías y la misericordia omnipresente de Dios, aunque la sintamos lejana:
Con un texto que tiene mucho que ver con el capítulo 11 de Oseas y con las imágenes del desierto y las cuerdas de amor y los lazos humanos, Jeremías muestra cómo la misericordia divina está siempre ahí y permanece para siempre, aunque la sintamos lejana: “Halló gracia en el desierto el pueblo que se libró de la espada, va a su descanso Israel. Desde la lejanía YHWH se me apareció: ‘Con amor eterno te he amado, por eso he tirado de ti con bondad’” (Jr.31,2-3), donde la imagen del desierto sirve para expresar un tiempo de especial dificultad y tirar con bondad hace referencia a las cuerdas de amor.
El texto describe la situación del pueblo de Israel que, tras algunos años en medio del desierto, del exilio y de la dispersión, ha encontrado la gracia de Dios y su misericordia y vuelve a recuperar la esperanza, pues YHWH, a pesar de la distancia, es decir, del sentimiento de ausencia de Dios que Israel ha experimentado durante el exilio, no ha dejado de amar a su pueblo.
– Nota: Al encontrarnos con su misericordia, descubrimos que Dios estaba más cerca de nosotros que nosotros mismos de Él, pues si nos soltamos de las cuerdas de amor con las que Dios trata de unirnos a Él: sus mandamientos, entonces nos dispersamos y alejamos.
Por eso, a través de Jeremías, Dios promete una “nueva alianza” donde su Ley no estará escrita en la piedra sino en el corazón humano, pues todos conocerán a Dios desde el corazón cuando Dios manifieste su misericordia a través del perdón de los pecados y esta misericordia será reconocida, precisamente, desde el corazón, lugar de los sentimientos y del conocimiento, de la recta intención y de la voluntad, del encuentro personal con el Dios de la Alianza, de regulación de la conciencia y la libertad humana, de escucha de la Palabra y de la Sabiduría, de la decisión a favor del Bien y del rechazo del mal:
“Ya llegan días –oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor-. Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días –oráculo del Señor-: Pondré mi Ley en su interior y la escribiré en sus corazones; Yo seré su Dios y ellos será mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: ‘Conoced al Señor’, pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor –oráculo del Señor-, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados” (Jr.31,31-34).
Tanto Oseas como Jeremías, tras preguntarse infinidad de veces por qué la historia de amor entre Dios y su pueblo terminaba en la ruina, se dieron cuenta de la importancia decisiva de dar una respuesta a la alianza desde el corazón, algo imposible de hacer desde una libertad resuelta al mal, desde un corazón equivocadamente endurecido o petrificado: “El pecado de Judá está escrito con un punzón de acero, con una punta de diamante; está grabado sobre la tabla de su corazón y sobre los cuernos de sus altares […] El corazón es lo más complejo, y es perverso: ¿quién puede conocerlo? Yo, Yahveh, yo escudriño el corazón y sondeo las entrañas; yo doy a cada cual según su conducta y según el fruto de sus obras” (Jr.17,1.9-10).
2.5.- Isaías y Miqueas y la esperanza en la misericordia eterna de Dios, a pesar de las correcciones y castigos:
Aunque se manifieste lo que en principio parece ser un castigo divino y el abandono por parte de Dios, se deja claro que su misericordia es eterna, lo que nos abre una gran esperanza. Veamos dos ejemplos:
“En un arranque de furor te oculté mi rostro por un instante, pero con amor eterno te he compadecido, dice el Señor, tu Redentor“ (Is.54,8). “Porque en mi cólera te herí, pero en mi benevolencia he tenido compasión de ti. Abiertas estarán tus puertas de continuo; ni de día ni de noche se cerrarán” (Is.60,10b-11a).
Una esperanza que es recogida, también, por el profeta Miqueas, que en las últimas palabras de su libro, referidas a la misericordia divina y a su compasión, dice: “Volverá a compadecerse de nosotros, destrozará nuestras culpas” (Miq.7,19-20).
2.6.- Ezequiel y el Dios misericordioso, sanador de corazones y renovador de espíritus:
Por último, ante la imposibilidad humana de obrar el bien, a través del cántico de Ezequiel, Dios anunciará la solución al problema, afirmando que será Él mismo quien sanará y renovará a su pueblo para poder ser su Dios, al sanar su corazón de piedra y convertirlo en un corazón de carne:
“Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios” (Ez.36,24-28).
[Comienza aquí la reflexión personal].
Próxima entrega: EL LIBRO DE LOS SALMOS y el amor eterno y la misericordia para siempre de Dios.
P. Juan José Cepedano Flórez
CMM. Misionero de Mariannhill.