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Elfriede tiene un historial médico muy doloroso: hace tres años le tuvieron que amputar un pecho y hace bien poco le diagnosticaron un cáncer de páncreas y, además, problemas de corazón.  

 

Los médicos le aconsejaron que hiciera lo que todavía deseara antes de la intervención quirúrgica. Así que contrató un viaje a la India; pero estando ya su maleta preparada, tropezó y se rompió el codo izquierdo. El viaje se tuvo que cancelar.

 

Sin saber cómo interpretar aquellos repentinos contratiempos, empezó a rezar a su tío abuelo (el Abad Francisco), del cual sólo sabía que, en sus días se fue a Sudáfrica y realizó allí trabajo misionero. Siente que tiene que poner su vida en orden y, después de muchos años sin hacerlo, se confiesa. La fractura del brazo se cura y empieza a considerar apalabrar otro viaje. Lo que le ofrecen tiene que ser en Noviembre y con destino a Sudáfrica.

 

Aterriza en Durban. Al domingo siguiente de su llegada, el guía turístico tomó al grupo y lo llevó a ver la región de las Mil Colinas. Ya de camino, el guía les dijo: “Vamos a parar en esta iglesia. Aquí cantan de maravilla y seguro que les encantará”. Así hace Elfriede y, después de la celebración, menciona que un tío suyo había fundado una misión en Sudáfrica, pero que ella no sabía más acerca de él, excepto que el nombre de la misión era Mariannhill. “Bien – dijo el guía – esto es Mariannhill”.

 

La curiosidad de Elfriede empezó a trabajar. En aquella semana el grupo tuvo un día libre; ella alquiló un taxi y se fue a Mariannhill. “Estoy tan abrumada que no puedo pensar”. Visiblemente conmovida, se pregunta: “¿Cómo es posible?” Ahora cree que tuvo que romperse un brazo para poder cancelar el viaje a la India y venir, en cambio, al Natal. Cree que su tío abuelo (el Abad Francisco) ha escuchado su oración, aunque ella estaba enfadada con él, pensando que no se preocupaba por ella. “¡Estoy tan traumatizada! Ésta es la primera vez que empiezo a tener esperanza. Hasta me parece mentira. Parece que no voy a poder con ello. ¿Cómo se han dado la vuelta todas las cosas?”.

 

Ya tiene en su bolsa dos libros sobre su famoso tío abuelo. Ha visto diferentes fotos de él y, de inmediato, se ha quedado con la que está en color, porque en ella su tío abuelo sale muy bien. Todo es demasiado para ella: “¿Así que ésta es, de hecho, su fundación? ¿Sus monjes? ¿Y ustedes, sus hermanas?” Le explicamos las cosas y le dimos una vuelta por el Convento y luego la llevamos al cementerio donde está el monumento al Abad encima de su sepultura. Al día siguiente alguien se encargó de llevarla a Emaús.

 

¿Quién sabe lo que su tío abuelo quiere hacer todavía por ella? “Tengo esperanza. Les dejo a los médicos hacer. Tengo la esperanza de que voy a seguir viviendo”. Eso fue lo que nos dijo al despedirse, ya que a principios de año tendría que someterse a la operación»

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Hna. Annette Buschgerd CPS

Testimonio: «El 14 de noviembre del 2008 una mujer llegó a Mariannhill en Sudáfrica. Fue primero llevada al Monasterio y luego visitó el Convento y, allí, tomando una taza de té con nosotras, nos contó su historia.

 

Su nombre es Elfriede Maria Anna Pfanner y es bisnieta de Antonio Pfanner, el hermano mellizo de Wendelin Pfanner, el Abad Francisco. Su padre George era el más pequeño de 16 hermanos y cayó muerto en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial. Ella nació en Langen, cerca de Bregenz, en 1936 y allí fue a la escuela. Más tarde dejó Vorarlberg, se casó y ahora vive en Londres (Inglaterra).