Queridos Fratres Mauricio y Felizardo:
Queridos hermanos:
A la caída de la tarde de este domingo, día que, por derecho propio, le pertenece al Señor, nos hemos reunido en su nombre para celebrar el Misterio de la Eucaristía. Hemos escuchado su Palabra, que hace arder el corazón; luego, le podremos reconocer en la Fracción del pan.
La Iglesia está celebrando en este domingo el Domund, la Jornada Misionera más importante del año. Y esta pequeña porción de Iglesia, que es la Congregación de los Misioneros de Mariannhill, verá como dos de sus miembros -vosotros dos- se consagrarán a Dios de por vida, haciendo profesión perpetua de sus votos religiosos.
Haré girar esta homilía en torno a seis palabras, con un breve comentario sobre cada una de ellas, y una conclusión.
1ª Palabra: Consagración: Ésta es la clave de lo que vais a realizar esta tarde. ¿Pero no estabais ya consagrados desde el día de vuestro bautismo? Sin duda. ¿Entonces? Lo que en esta tarde haréis será radicalizar aquella consagración bautismal. Radicalizar significa ir hasta las raíces, llevar algo hasta las últimas consecuencias. Por ello, la consagración religiosa no es otro sacramento, sino el mismo sacramento del Bautismo -renuncias y promesas- radicalizado.
2ª Palabra: Dios: A Él, en exclusividad, vais a quedar consagrados. Dios se convierte, así, en la riqueza de vuestras vidas -pobreza-, en el amor de vuestros corazones -castidad- y en el Señor de vuestras existencias -obediencia-. Se dice bien y se dice pronto, pero si uno lo piensa un momento, es para ponerse a temblar. Esto no es un juego ni un pasatiempo. Esto os interpela a vosotros y nos juzga a los que ya dimos, en su día, el paso que vosotros os disponéis a dar.
3ª Palabra: Misión: Consagrados a Dios para una misión. ¿Qué misión? Aquella misma que nace, como de una fuente, del Corazón del Padre, que ha llegado a nuestra orilla gracias al Hijo, que sigue empapando, por medio del Espíritu Santo, todo lo que se cruza a su paso. Dios os está pidiendo ayuda para que le echéis una mano para proponer al mundo la única oferta de salvación plena, la del Evangelio. No tenéis que inventar la misión: Lo que habéis de hacer es colaborar echando una mano.
4ª Palabra: Vocación: ¿De quién fue esta ocurrencia? Nadie se llama a sí mismo. La llamada, aunque uno la experimente en el interior, no nace de uno mismo. La llamada siempre viene de fuera. Dios es el que os pensó, os escogió y os llamó. Una llamada que se dirige a vuestra libertad personal y que, sin violentaros, espera de vosotros una respuesta positiva. La respuesta viene formulada en el lema escogido para la edición del Domund de este año: “Aquí estoy, envíame”.
5ª Palabra: Iglesia: ¿Y a la hora de realizar la misión, iréis por libre para hacer lo que se os antoje, disponiendo a vuestro arbitrio del mensaje a transmitir, sustituyéndolo por algo distinto, fruto de vuestra inventiva o capricho? No, pues estáis al servicio del mensaje de la salvación que se guarda en la Iglesia. Sois sus administradores y no sus dueños. Al margen de la Iglesia, de sus pastores, de su disciplina, podréis correr más de prisa, pero por camino equivocado.
6ª Palabra: Mariannhill: Para realizar con garantías la encomienda recibida, tendréis el respaldo de vuestra familia religiosa y misionera. Vosotros mismos sois fruto de la actividad de los misioneros que os precedieron y ahora habéis de hacer lo propio con otros. La familia de Mariannhill os anima y os provee de los recursos de toda índole para ayudar a María a que sea Ella quien siga presentando a Jesús ante el mundo como verdadera Luz de las naciones.
Seis palabras y una conclusión. Sois de Mozambique y estáis en España. Sois misioneros africanos en Europa. ¿Qué se espera de vosotros como misioneros aquí? Nada distinto de lo que se espera de los misioneros en cualquier parte del mundo. A saber: Sacar adelante la misión, a la manera como el mismo Jesús dio comienzo a la misma.
Jesús empezó la misión en la llamada Galilea de los gentiles: No os conforméis con quedaros al calor de las comunidades cristianas ya constituidas. Id, en esta España nuestra, a buscar a los alejados, a mover las cenizas de los descreídos, a evangelizar a los no creyentes.
Jesús empezó la misión predicando el Evangelio e invitando a la conversión: No sois agentes de desarrollo ni socios de una ONG. Los que lo son, lo harán mejor que vosotros porque tienen la preparación. Vosotros la tenéis para predicar el Evangelio y para invitar a todos a acercarse a Dios.
Jesús empezó la misión curando las enfermedades del pueblo: Estáis llamados a atender el amplio abanico de las necesidades del ser humano, dado que el Evangelio ha de llegar a todo ser humano y a todas las áreas constitutivas del mismo. Nada ha de quedar al margen del poder salvador de Jesús.
Jesús empezó la misión llamando y escogiendo a discípulos y seguidores: En este erial vocacional, en que al momento se ha convertido Europa y España, estáis llamados a suscitar vocaciones misioneras. La razón es clara: Sin misioneros, no hay misión.
Queridos Mauricio y Felizardo: Adelante, pues, confiando en el Corazón de Cristo, Luz de los pueblos, dando la mano a María, la buena Madre de Mariannhill y a Santa Ana, nuestra patrona. Adelante, pues, amparados por San José, protector de esta familia misionera, que tiene además, en San Benito, a su primer padre. Adelante, pues, inspirados por los Patronos de las misiones, San Francisco Javier y Santa Teresa del Niño Jesús. Adelante, pues, aleccionados por el ejemplo heroico de nuestro hermano el Beato Engelmar. Así sea.
P. Lino Herrero Prieto CMM.
Superior Regional de los Misioneros de Mariannhill en España.
© Foto: P, Juan José Cepedano Flórez CMM.