Misioneros de Mariannhill © 2014 | Políticas de Privacidad

Código de ejemplo | Política de Cookies
Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012.
Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información

Relato: «Un día apareció Gandhi a la puerta del monasterio de Mariannhill con un objetivo bien concreto: quería informarse sobre cómo los misioneros católicos trataban a los Negros. Huss (el P. Bernard Huss CMM), a quien encontró en el colegio, le mostró todo lo que quería ver: las escuelas, las huertas, la iglesia, el hospital, los campos, los talleres, etc. En silencio, iban por el interior de la iglesia. Delante del crucifijo, Gandhi se paró e hizo una inclinación reverente con la cabeza. A continuación, dijo en voz alta al misionero: “¡Es el sufrimiento paciente lo que nos salvará a los Indios y a los Bantúes. Su cruz predica una gran verdad para todo el mundo!”

 

Gandhi preguntó por la subvención de parte del Gobierno (que entonces pagaba los salarios de los maestros) y se mostró favorablemente impresionado por la labor de los misioneros de Mariannhill: “He oído mucho sobre la explotación de los Bantúes por parte de los misioneros. Aquí se ve que es mentira. Lo que acabo de ver aquí, con mis propios ojos, es –tengo que admitirlo- grandioso. ¡No hay mejor método para formar a los nativos de Sudáfrica, para hacerles ciudadanos valiosos!” Allí Gandhi paró, miró al P. Huss a los ojos y siguió con cierta hesitación: “Usted sabe, Padre, que yo no soy cristiano. Alguna vez he dicho que amo a Cristo y a su doctrina, pero no a los cristianos. Hoy quiero matizar esta opinión mía. ¡Si me hubiera encontrado con usted y con gentes como usted antes, creo que también me habría hecho cristiano!» (P. Adalbert Ludwig Balling CMM: “Ata tu carro a una estrella”, pág. 98 ss.)

 

Testimonio tras la visita: «En Mariannhill encontramos a los Hermanos e indígenas trabajando juntos en la carpintería, herrería, zapatería, cristalería, imprenta, guarnicionería, carretería, etc. En todos los talleres vi cómo los Hermanos estaban observando y asistiendo a los indígenas en sus trabajos, corrigiéndoles con paciencia y amabilidad. Tanto los Hermanos como los jóvenes ven compensados sus esfuerzos. En todos los sitios reina un espíritu de disciplina y orden, así como de limpieza. La convivencia amable de los Hermanos cunde en los indígenas, que, de por sí, van aceptando las mismas formas de conducta. Aquí, uno se da cuenta de que existe una enorme diferencia de comportamiento entre los Hermanos y los demás Blancos para con los Negros…

 

Me gustaría tanto que todos mis amigos hicieran una visita a los monjes de Mariannhill, para que vieran con sus propios ojos y se convencieran personalmente de todo cuanto he intentado describir a través de este artículo; creo que llegarían a tener una opinión totalmente distinta sobre los problemas y cuestiones de los indígenas». (Mahatma Gandhi, VG/33, Natal, 1933).

 

Nota de prensa: «Gandhi alaba a los trapenses. Visita al monasterio de Sudáfrica: El Mahatma Gandhi dijo en un congreso para el mejoramiento de los parias que el estilo de vida de los monjes trapenses, que visitó en Sudáfrica cuando era joven, le impresionó profundamente, añadiendo que "todavía vivo bajo el encanto del dulce silencio de sus celdas". Gandhi dijo que era su "ideal para fundar una institución"». (Fides News Service, en “The Southern Cross” -periódico católico de Suráfrica-, el 28 de Noviembre de 1934).

Puede interesarte